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XXIX Cross de Torremolinos


Mi última participación en el Cross de Torremolinos fue en 2011, cuando era un circuito a varias vueltas por el interior del pinar (¿5?), en un circuito realmente exigente.

Fue mi primer cross, y el último hasta 2014, ya que no es una modalidad que me guste demasiado o se me de especialmente bien, pero ¿cómo podría alguien que disfruta del correr rechazar una prueba popular?

En tiempos donde una media maratón puede llegar a superar los 20 euros y un 5k llegar a 10, correr una prueba organizada con tanta experiencia y cariño por 2 euros es un caramelo, así que, pese a tener milla a escasos kilómetros de casa, me dirigí a Torremolinos con Gonzalo.

Llevaba las Terra, unos huaraches polivalentes con los que he corrido varios maratones de montaña.

Llegamos sobre las 10, con tiempo de sobra para recoger el dorsal y dar una vuelta antes de la salida de nuestro grupo.

Me encontré a docenas de corredores, algunos de los cuales hacía ya bastante que no veía, y otros con los que coincido casi cada fin de semana, como Gary Pemberton, Ramón Gayubar, Pedro Abello o Salvador Corral.


Momentos previos a la salida
Desde mi posición en tercera/cuarta línea de salida activé el GPS con el bocinazo de salida y comenzamos a correr, dando una vuelta completa a la pista de atletismo antes de salir al exterior, ya más dispersos.

Me coloqué tras Corral y fui a rueda durante la vuelta completa, pero nada más salir al pinar vi que había tramos en los que lo iba a pasar regular...

Recordaba que en el cross había muchos chinos sueltos, pero sobre todo tierra, y hoy, ya desde los primeros compases, las piedras que poblaban todo el suelo tenían un tamaño considerable, algunas de las cuales podían deformar la suela y golpear mi pie al caer sobre ellas, con doloroso resultado.

En subida no hay demasiado problema poniendo atención, pero en la bajada hacia la carretera del Aqualand las pasé canutas y me eché a un lado para no estorbar; debía haberme traído las Nunche 3 o las V2, huaraches montañeros montañeros...

El alivio en los pies al pisar el asfalto camino al Molina de Inca fue increíble, y aproveché para meter un cambio de ritmo.

Escuchaba desde atrás la voz de Pedro Abello, que grababa un vídeo con el móvil, y en una de estas que me giré un momento me despisté y pisé a un corredor del Torremolinos que tenía justo delante; creo que me hice más daño yo que él, pero aprovecho para disculparme, ya que el fallo fue mio.

El camino era estrecho y avanzábamos a fila de a uno, y como esta zona si era corrible y no vi zarzas ni cardos, me abrí un poco por el lateral del camino y recuperé bastantes posiciones antes de llegar al asfalto, donde metí otro cambio hasta internarnos en el pinar.

Ahí regulé un poco, pero como tenía muchas referencias decidí ir pasando uno a uno, prestando mucha atención a por donde pisaba.


Fenomenal zona del pinar, con piedras de tamaño aceptable ;)

Completada la vuelta grande quedaba la segunda, en la que sabía que, quitando la bajada hacia el asfalto, el resto era muy corrible.

Pedro me cogió ya al final, y decidimos correr juntos, metiendo un cambio de ritmo antes de volver al pinar por segunda vez.

Creo que lo hice demasiado de golpe, ya que cuando comenzábamos a doblar corredores me di cuenta de que no oía la respiración de Pedro, agitada, así que regulé un punto y en cuanto lo noté cerca volvimos a apretar, cogiendo a un par de corredores en la subida final.

Volvimos al asfalto por última vez y rápidamente volvimos a la pista... delante, López Sevilla y un muchacho que podía ser de mi categoría (pero hoy no luchaba por podio o similar en absoluto) se interponían entre la meta y nosotros.

Un puesto más o menos no importa en absoluto, y se olvida muchas veces nada más acabar la carrera, así que decidí bajar una milésima el ritmo, me abrí a la derecha, dejando paso a Pedro, y entramos juntos a meta.


Entrada a meta con Pedro Abello

Últimos metros...

¡Y meta!

Felicidad supina
Fue una experiencia muy buena, pero admito que en los dos tramos de bajada lo pasé mal; para la próxima vez me traeré unos huaraches más consistentes y con algo más de suela, y yo creo que la marca la bajo por lo menos un minuto.

Esto es todo por ahora, me despido con mi valoración de la prueba; ¡un abrazo!

Lo mejor

-Me da una alegría inmensa comprobar como grandes clásicos de la provincia como el Cross de Torremolinos mantienen su esencia y precio año tras año; ¡eso es fomentar el atletismo!

-En línea con el comentario anterior, este tipo de pruebas donde corren desde niños que apenas andan solos hasta los más veteranos me parecen la más bonitas; todos somos protagonistas y disfrutamos del deporte que más nos gusta.

-Por último, me ha gustado más este circuito que el último en el que corrí, aunque le hubiese metido alguna variación para evitar el asfalto, como comentaré en el siguiente epígrafe...

A mejorar

-Pienso que lo ideal en un cross es evitar cualquier tipo de asfalto o cemento; no conozco la zona, pero si hubiese alguna alternativa para pisarlo lo menos posible (quizás serpenteando más por el pinar) podría valorarse.

-Desde mi punto de vista, nuestra prueba estuvo demasiado masificada, y quizás se podría haber dividido en 2 salidas, para seniors por un lado y veteranos por otro, como idea.

-Finalmente, y aunque la última vez que la corrí los doblajes fueron muchos más y más problemáticos, alargando 500 metros más el circuito, salvo los máquinas que van en cabeza, no se hubiesen producido doblajes; yo pillé pocos, pero quizás más atrás si podría haber sido un problema.


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