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III Carrera Urbana Ciudad de Torre del Mar


Tercera competición en 7 días, tras la media maratón de Alhaurín el Grande el pasado domingo y la media maratón rural Villa de Mijas el pasado jueves; no llegaba a tope, pero si con muchas ganas.

La cita en esta ocasión era en Torre del Mar, en un circuito llano y rápido que contaba con más de 700 inscritos.

Previamente tan solo había corrido en la localidad en la III Legua Urbana y quedé encantado con el avituallamiento post carrera y el trato al corredor, por lo que me hacía ilusión volver.

Además lo haría como me gusta, con sandalias, ya que alternando calzado cerrado y salidas en bicicleta la herida ha ido cicatrizando en un tiempo récord en estos días y por la sensación al tacto confiaba en que aguantase sin abrirse.

Como Agustín Molina nos había recogido los dorsales el día anterior aparcamos con tranquilidad y estuvimos saludando a compañeros y amigos en la zona de salida.


Algunos de los compañeros de club en esta prueba, aunque fuimos algunos más
Con Antonio José, corredor con quien he coincidido en algún reto
Me sorprendió muy gratamente que me conociesen muchos corredores, especialmente del Axarlón, pero también de otros clubes y charlando con unos y otros mientras corrían los niños fue pasando el rato hasta que nos tocó organizarnos en nuestra salida.

En la salida me coloqué entre segunda y tercera fila, ya que quería coger una buena posición en una prueba con tantos corredores pero sabía que tampoco iba a estar para luchar por las primeras posiciones.

Un minuto después de la salida del corredor en Handbike comenzó nuestra prueba, en la que dejé que pasasen como unos gamos los corredores que avanzaban por uno y otro lado y esquivaba a los que pese a colocarse por delante ya se quedaban atrás.

Completé el primer kilómetro a 3:30 y no me encontraba mal, muscularmente rígido pero me sorprendió poder correr a esos ritmos tras la paliza de la última semana.

Iba bien, pero cuando entramos hacia el paseo en la rotonda de la Avenida de Andalucía para hacer el cambio de sentido hacia Calle Levante noté un pinchazo repentino en el gemelo derecho y decidí bajar el ritmo.

Seguramente solo fuese una mala pisada o un calambre por sobrecarga muscular, pero me hizo saltar las alertas y dejé que el grupo con el que iba se comenzase a distanciar.

Me puse a 3:40 y aunque el pinchacito seguía latente ya no era ni de lejos tan molesto, así que pensé en tomarme la carrera con calma hasta el ecuador y una vez pasase el kilómetro 5, apretar si podía.

Se nota que llevo mucho sin competir en pruebas rápidas, muscularmente sufro más en carreras de media maratón y hacia abajo que por encima de los 21 kilómetros a ritmo de competición; a ritmo de entreno tengo que pasar los 50 kilómetros para acabar con tanto desgaste como en una de estas pruebas.

Llevaba como referencia a un corredor del Rubeltor que cada vez se distanciaba más y pensé en engancharme a un corredor con una camiseta del Human Runnig o similar (no recuero exactamente el nombre), que me insistía para que me pegase a él, pero como notaba aun el pinchacito decidí seguir en solitario un poco más.

Estaba en ese punto donde los corredores que tienen por delante parecen alejarse irremediablemente y por detrás aun no escuchas pasos, pero sabía que no tardarían en llegar.

Giramos al final del Paseo Marítimo de Poniente y entramos en el paseo en sí, que recordaba de la Legua Nocturna.

Miré el GPS y vi que iba a 166 pulsaciones; como parecía que la molestia estaba remitiendo probé a subir un pelín el ritmo y por fin parecía que mi velocidad y la del grupo que llevaba por delante se estabilizaba.

Aun así notaba que me iba resbalando con las losas, por lo que cuando los corredores comenzaron a echarse hacia la izquierda para coger el carril bici decidí seguirles; haría más metros que los que corriesen pegados al poyete del paseo, pero correría más seguro.

Pese a que poco a poco me iba acercando al grupo, un corredor del Nerja me pasó con fuerza, poco después un corredor del Real Club Mediterráneo y algo después de pasar el cartel del kilómetro 5 (unos 4.700 metros llevaba por mi GPS), Francisco Corpas, del Torremolinos y Mónica Ballesteros, del Vélez.


Corriendo junto a Mónica y Francisco
Ya habíamos superado prácticamente el ecuador de la prueba, así que subí un poco más el ritmo para pegarme a ellos y llegamos juntos al giro hacia el carril de arena compacta que nos llevaría prácticamente hasta la meta.

Los tres cogimos agua del avituallamiento, pero entre la técnica y la fuerza, Mónica nos dejó con un palmo de tierra por delante cuando terminamos de beber y mientras Francisco y yo comentábamos asombrados la calidad de la corredora, decidí cambiar el ritmo y seguir su estela.

Ahora que corría por arena compacta no notaba ninguna molestia, así que me lancé tras ella mientras poco a poco íbamos recuperando posiciones de corredores.

A lo lejos divisé la camiseta de Raúl Sudri, que me ganó en la primera carrera del circuito de Fuengirola de este año al sprint y decidí apretar hasta ponerme a su altura.

Por el camino adelanté al corredor que en la ida por el paseo me había ofrecido pegarme a su ritmo, a un corredor del Vélez y a otro del Trotacalles que me había pasado en los primeros kilómetros.

Sabía que Mónica estaba cerca también porque escuchaba deslizarse la rueda del ciclista que le acompañaba y pensé en formar grupo con Raúl y mis perseguidores, pero aunque le animé al llegar a su altura siguió concentrado, con una mueca de sufrimiento.

Decidí apretar un poco más y tratar de adelantar al corredor del Real Club Mediterráneo que me había adelantado a mi al comenzar el tramo de carril bici, así que metí una marcha más al ver el cartel del noveno kilómetro.

Se había ido compensando la distancia en el tramo de arena, pero aun así sabía que quedaría, como poco, un kilómetro 200 para llegar a meta, así que quizás tuviese tiempo.

Rodeamos el camping de Torre del Mar y con el polideportivo ya a la vista sabía que estábamos a nada de la meta, así que decidí darlo ya todo.

Aumenté el ritmo pero también lo hicieron los corredores que llegaban por delante y finalmente entré en meta a 4 y 3 segundos de los dos corredores que llevaba por delante.

38:18, posición 27 de la clasificación absoluta y 4º senior, sin acordarme de la molestia del gemelo de los primeros kilómetros desde que entramos en el tramo de arena.

Mi idea hubiese sido hacer una carrera a un ritmo más constante (y algo más rápido, para qué engañarnos), pero siendo la tercera competición en una semana estoy muy contento con el resultado.

Al finalizar nos esperaba, nuevamente, un avituallamiento de 10, con agua, bebida isotónica, cerveza, fruta fresca, bocadillos...

Y como descubriría un buen rato después, puesto de grabación de medalla finisher, gratuito, frente a la zona de podios.

Estuve charlando con varios corredores del Axarlón mientras llegaban mis compañeros y una vez estuvimos todos nos acercamos a la zona de cronometraje para comprobar los puestos de todos.

Pasando un buen rato con los amigos del Axarlón
Mi madre y Aillin fueron 2ª y 6ª en sus categorías respectivamente, así que disfrutamos de un ambiente inmejorable mientras charlábamos con compañeros del Vélez o el Torremolinos, entre otros.


¡Campeonas!
Todos coincidíamos en que el ambiente era de fiesta del atletismo, ya que con semejante avituallamiento en meta y el día tan estival entraban ganas de quedarse el máximo rato posible, disfrutando cada momento.


Foto con Juan Sebastián y su padre, seguidores (¡un saludo!)
Eso es fomentar el deporte y el atletismo popular, como el detallazo de abarcar 6 corredores por categoría en las categorías inferiores; ¡tenían una carita de ilusión los chavales en el podio!

Cuando finalizó la entrega nos despedimos de Agustín y el presidente del Axarlón y dejamos pendiente un entrenamiento conjunto previo a la media de Málaga.


Final del evento, con Jorge (izq), mi padre y Agustín (der)
Me comentaron que a los muchachos de su club les haría mucha ilusión que les acompañase y la verdad es que a mí también me gustaría, así que a ver si nos podemos organizar y lo sacamos adelante.

Por el momento esto ha sido todo, me despido hasta la próxima.

¡Un abrazo!

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