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CCXLII Hackney Marshes Parkrun

Logo de Parkrun


Como adelanté en la entrada que anunciaba mis vacaciones, y tras algo más de 100 kilómetros en los primeros días, me encontraba a escasas horas de experimentar en mis propias carnes el fenómeno Parkrun.

Eran las 6:50 de la mañana, la lluvia repiqueteaba en los cristales y el sonido de mi despertador me sacaba del mundo onírico; llevaba esperando el momento desde que leí la entrada de Sosaku sobre el Parkrun.


La equipación me esperaba doblada a los pies de la cama, junto con el chándal que llevaría y la chaqueta y bufanda que me protegerían del frío, mi Barcode estaba preparado junto con el mapa para llegar al parque de Hackney donde tendría lugar el evento y el desayuno aguardaba sobre la encimera de la cocina.

El fenómero Parkrun requiere mención aparte, por lo que este viernes centraré mi entrada semanal sobre curiosidades del mundo del atletismo en la temática, a fin de no mezclar la crónica personal con los detalles de esta peculiar forma de vivir el atletismo y restarle a ambas importancia que por separado merecen.


Una vez vestido, desayunado y preparado, el albor de un nuevo y nuboso día nos recibió a Mayte (mi prometida) y a mí con un par de graditos, pero ni por asomo lograban enfriar mi motivación.


Según había consultado la semana anterior, con el tiempo alcanzado en la primera prueba del I Circuito de Carreras Urbanas de Fuengirola, hubiese entrado en el top 10 de esa semana, lo que podía, de no variar mucho el nivel, repetir en esta, aunque llegase con las piernas algo cansadas a la salida.


Llegamos con un tiempo sobrado al parque, en el que recorrería un circuito de 2,5 kilómetros y vuelta en poco más de una hora, y buscamos refugio del fuerte y gélido viento que azotaba Hackney.


Pregunté en el polideportivo por la prueba y me indicaron donde se reunían semanalmente (a escasos 20 metros del mismo), así que esperé mientras varias personas con pinta de atletas comenzaban a pasar por la zona, algunos caminando y otros trotando.


A todos los saludaba y preguntaba por el Parkrun, en el que participarían varios de los que por allí estiraban, calentaban o trotaban, tan puntuales como yo, y a escasa media hora de comenzar el evento coincidí con la directora local del evento, una muchacha de mediana edad agradabilísima que me ayudó a despejar mis dudas sobre el evento.


Comenzó a llover y aun quedaba casi media hora para empezar la prueba, así que me puse a cubierto en el interior del polideportivo.




Me había colocado el Barcode a modo de dorsal en el pecho, aunque posteriormente descubrí que no era necesario (explicaré todos los detalles relacionados con la prueba este viernes), aunque a mi me hacía más ilusión que llevar un dorsal y me resistí a quitármelo.


No obstante, la hora de la prueba se acercaba, la lluvia arreciaba y el frío iba en aumento, por lo que me lo quité para salir a calentar bajo las inclemencias del tiempo.




Charlando con otros corredores bromeábamos sobre las condiciones de mi debut, "tan similares a las que tenemos en España", y el tiempo se me pasó volando, antes incluso de entrar del todo en calor.


La directora del evento presentó la prueba a todos los novatos en el circuito, y a los que además éramos nuevos en Parkrun nos pidió que nos acercásemos para ponernos al día y resolvernos las dudas que pudiésemos tener.


Fue un detallazo, especialmente para los que, como yo, venían de fuera y no sabíamos del todo qué nos encontraríamos hoy, pero en un par de minutos estábamos, a nivel teórico, a la par con los veteranos.


Una vez resueltas las dudas, la directora nos presentó al resto de corredores, dio las gracias a los voluntarios de esta semana (Abdel, Alison, Anna, Clem, Ian, Keval, Maddy y Michelle), recordó las normas generales y nos explicó como estaría hoy el circuito.


Como ya sabía, gracias a la web, es que el circuito sería de 5 kilómetros (como es habitual en el evento), de ida y vuelta rodeando el canal, pero lo que no sabía es a cómo sería.

De los 2,5 kilómetros algo más de 2000 metros serían en llano con ligera pendiente sobre un camino en bastante buen estado, aunque se nos advirtió que con la lluvia podría haber socavones o zonas encharcadas, y durante cerca de 300-400 metros correríamos sobre césped y tierra, donde deberíamos extremar hoy la precaución.

Éste era el circuito:


Mientras la explicación llegaba a su fin, dos corredores con pinta de "pros" llegaron a la zona, se presentaron y preguntaron si habría liebres, jueces y algún tipo de control.

En efecto, habría liebres, de 30 minutos, para ayudar a mejorar la marca a los más populares (es una barrera que a todos nos costó superar al comienzo), debido a las condiciones climatológicas no habría control en carrera (quedaba a la deportividad de cada uno) y la prueba sería cronometrada, como siempre, con una distancia homologada y medida al milímetro con aparatos de precisión oficiales.


Los corredores, de una universidad cercana, no quedaron muy satisfechos, y aunque suene tonto, me propuse tratar de vencerlos en la prueba a toda costa, ya que aunque eran novatos en el circuito, habían corrido en varios parques con anterioridad, y quería demostrarles (o a mí mismo, no lo sé bien) que a veces la constancia y la humildad pueden más que la prepotencia desmedida.

No los conozco de nada y seguro que no son malas personas (como atletas, excepcionales), pero esa actitud de llegar a última hora e ir de sobrado no me sentó demasiado bien, y creo que a alguno de los corredores más veteranos tampoco, aunque se lo tomaron con humor.


Una voluntaria de última hora, una niña de unos 10 años que pasaba por la zona, fue nombrada encargada de dar la salida, así que nos preparamos y... ¡comenzó la prueba!





Salí a toda potencia desde el primer metro, en quinta posición, y colocándome el tercero en los primeros 50 metros, tras los "pros".

Iba desbocado, muy motivado, ya que por momentos les recortaba metros, pero me notaba muy fatigado de repente, cuando normalmente suelo procesar muy bien la fatiga.

Tenía mucho calor, pero la garganta y el pecho los notaba cada vez más fríos, y me costaba mantenerles el paso mientras el viento nos golpeaba de frente, llenándome de gotitas los cristales de las gafas.

El GPS indicaba que llevábamos 500 metros, lo miré de refilón... ¡2:49! no recordaba haber bajado nunca de 3 min/km, salvo en series, y eso explicaba que me adelantasen por la derecha dos corredores y volviese a la cuarta posición.

La nariz la tenía completamente helada, y la garganta me dolía cada vez más, mientras el pecho se me congelaba gradualmente, pese a notarme ardiendo; perdía fuelle...

Completé el primer kilómetro a un ritmo medio de 3:35 min/km, mientras me volvían a adelantar, esta vez por la izquierda, y seguía perdiendo velocidad.

Me notaba flaquear las fuerzas, de pulsaciones estaba bien (167), pero la sensación era de asfixia, agobiante, y no era capaz de dominarla.

No sabía si era por el frío o por haber comenzado tan fuerte, pero nunca había experimentado algo así en carrera, tan solo en mi juventud, cuando, por motivos no del todo claros, me daban broncoespasmos que me obligaban a estar hospitalizado con aerosoles durante más de una noche, al no poder respirar por mí mismo.

Recordando esos agobiantes momentos de mi niñez en segundo plano veía como la cabeza de carrera se distanciaba cada vez más, y me comenzaban a pasar otros corredores.

1,5 kilómetros, ritmo de 4:33 min/km y subiendo, y pulsaciones a 162 bpm y bajando... cuando en competición, especialmente corta, suelen ir mucho más elevadas (177 de media en Fuengirola hacía 6 días).

Ya no podía respirar por la nariz en absoluto, y al respirar por la boca emitía una especie de pitido, como el de los típicos juguetes para niños de plástico con un tapón en la boca... traté de relajarme, coordinar la respiración con las zancadas y seguir avanzando.

La boca me sabía totalmente a sangre, como la garganta, pero no era capaz de escupir, la tenía totalmente seca, así que no sabía si sería solo sabor.

Conseguí respirar con un menor dolor, el pitido fue desapareciendo y cada vez notaba como entraba más aire a mi cuerpo, despejándome las ideas e impulsándome con renovadas energías.

Kilómetro 2, 4:14 min/km de media y 165 bpm, contaba con algo más de una veintena de corredores por delante.

Dejamos el camino, atravesamos el césped (resbalón incluido debido al barro) y me crucé con la cabeza de carrera.

Uno de los "pros" iba en cabeza con clara ventaja, pero el otro estaba sufriendo por mantener la quinta posición, la misma que hacía un momento había estado peleando yo mismo.

Llegué a una recta donde una señal indicaba el punto de vuelta, giré, mientras un muchacho joven con más tracción en sus zapatillas me adelantaba (corrí con las Reebok Tranz Runner RS) y puse camino hacia la meta.

Era otro, cada vez respiraba mejor, el dolor y la sensación de frío interno iba desapareciendo y ahora además contaba con el plus del viento en la espalda; la carrera era otra.

Recuperé mi posición con respecto al muchacho joven y pasé a dos corredores más hasta llegar de nuevo al camino, tras pasar por la zona encharcada de césped; 4:08 min/km y 172 bpm de media, ¡la cosa se animaba!

Volvía a tener visión de la cabeza de carrera, muy lejana, pero pensaba recuperar todas las posiciones posibles.

Me maldecía por haber comenzado tan rápido y no haber planificado la estrategia, 5k es una distancia muy corta y no da margen de maniobra a los que cometen errores, como me pasó a mi.

Aun así, el top 10 era posible, ya que promedié 3:47 en el tramo del kilómetro 3 al 4 y me movía cómodo en 179 bpm ¡así sí!

Quedaban solo un par de curvas, oía pasos cercanos, pero estaba más cerca de adelantar que de ser adelantado, y por momento recuperaba posiciones...

4,5 km, a 3:51 de ritmo y 180 pulsaciones... ¡esto se acaba!

Veo un relámpago fosforito pasando por la derecha y aprieto al máximo, sprint... dos corredores en mi campo de visión, ataco al primero... oye mis pasos y se coloca a la izquierda, justo por donde iba a adelantarle, por lo que casi tropezamos... uno menos...

Con el segundo me pasó igual (ahora me doy cuenta de que quizá, al igual que conducen al revés, en carrera adelante al revés), menos de 100 metros para la meta... ¡y acabo!

Paro el Garmin y contemplo, algo decepcionado a priori, que no he bajado de la barrera de los 19 minutos, que sí superé en el duro circuito de Fuengirola, pero las condiciones climatológicas bien justifican el resultado, así como la extraña afección respiratoria de los primeros kilómetros.

Los voluntarios me felicitan, otros corredores ya llegados en meta me aplauden y uno de los cronometradores me entrega mi "Token".



Mayte acaba de salir del polideportivo, su lugar de resguardo ante la tormenta que nos baña, y presento mi Barcode y el Token, que permitirán que se me registre en la web del evento y se me envíen por correo todas las estadísticas de la prueba.

Estoy empapado de luvia y sudor y la temperatura continúa bajando, aunque me noto ardiendo, así que felicito a los corredores ya en meta, me despido de la directora de carrera y los voluntarios y pongo rumbo al hotel, mientras la liebre de los 30 minutos, con un nutrido séquito, comienza a llegar a la meta, entre los gritos de ánimo del público, que pese a las condiciones (quizá por amistad o vínculos familiares con corredores), se arremolina en la zona de salida y meta.

Ha sido una experiencia increíble, pero toca poner rumbo al cuartel general y continuar con el frenético ritmo de visitas.

Pocas horas después llegó mi resultado de esta 242º edición del Hackney Marshes Parkrun: fui decimosexto de 116 corredores, tercero de mi grupo de edad (20-24 años) y mi tiempo oficial es de 19:34, lo que me otorga 84 puntos (ya comentaré para qué sirven este viernes).



Los corredores "pros", del Highgate Harriers, quedaron en primera (15:50) y cuarta posición respectivamente (16:06), confiaban en sus posibilidades y no fallaron pese a estrenarse en el circuito y subestimar a los corredores locales, pero en el atletismo, como en la vida, tiene que haber de todo, si fuésemos todos iguales sería mucho más aburrido.

Durante el resto del día no noté nada raro al respirar, y hasta ahora ha ido todo fenomenal, pero en el momento realmente me asusté, quitando ese momento y la dureza de los primeros dos kilómetros (aunque, por regla general, sufro más en pruebas cortas que largas), fue una prueba fantástica.

Os animo a todos a probar la experiencia y propongo presentar la candidatura de España como próximo país de adhesión a este movimiento, cada vez más extendido.

Hace poco, David, de BlogmalditoRunningPub, se preguntaba "¿es necesario limitar las carreras populares?

Mi respuesta es clara, como negocio, sí, pienso que a los no corredores les perjudica y daña los valores del deporte en sí al fomentar ese consumismo deportivo en forma de camiseta finisher o medalla, para la que muchas veces no sé está preparado (si dejamos la salud a un lado, ¿qué nos queda?).

A nivel deportivo, mi respuesta es un no rotundo, los británicos dieron con la fórmula para promover salud y deporte de forma gratuita y abierta a todos, con los Parkrun de 5 km y los Parkrun Junior de 2 km para los más pequeños, la gran pregunta es... ¿funcionaría aquí?

Me despido hasta la próxima entrada, os recuerdo, a riesgo de ser repetitivo, que este viernes os detallaré, con tiempo y paso a paso, en qué consiste este fenómeno Parkrun, y por qué creo que podría o no aplicarse en España.

Espero que os haya gustado la crónica.

¡Nos leemos!

Comentarios

  1. Coincido contigo en que es una iniciativa buenísima, ojalá se lleve a la práctica en España, donde se están yendo de las manos los precios de las carreras y eventos deportivos.
    Yo soy un asiduo del Darley Parkrun en Derby, vale la pena madrugar los sábados, siempre hay muy buen ambiente.

    Te sigo leyendo Juan, cuídate y a ver si te confirman el dorsal para los 101 pronto.

    Un abrazo,
    David

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    Respuestas
    1. ¡Gracias por la visita David!

      La verdad es que sería fenomenal, creo que igual habría que adaptarlo un poco (por lo menos aquí en el sur, donde hay zonas con muy pocos parques y pocos espacios medianamente llanos y accesibles), pero sin duda acabaría triunfando.

      Sigo tus andanzas por Facebook, ¿para cuando UTMB? ;)

      Ojalá me lo confirmasen, porque de la última consulta a esta, o he mirado mal una de las dos, o he retrocedido casi 100 puestos...

      ¡Un abrazo crack!

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