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III CP Poblado de Belda Cuevas de San Marcos

Sobre las 9:15 de la mañana y por los pelos, ya que a las 8 y media estaba llegando a Cuevas del Becerro porque me equivoqué de pueblo, aparcaba en los aledaños del campo de fútbol.

Recogí el dorsal, fui al baño mientras Mayte preparaba el pre entreno y me puse a dar vueltas a la pista mientras me lo tomaba, saludando a amigos y compañeros mientras corría.

Iba acelerado y aun con el estómago encogido por los nervios cuando nos explicaban el circuito bajo el arco de salida.

Carmona me dijo que hoy no se encontraba tan bien como otros días y le aconsejé salir a mi rebufo y mantener el ritmo, ya que la semana pasada tardé varios kilómetros en alcanzarle y esos excesos al principio de una carrera pasan factura al final.

Con el pistoletazo de salida comenzó la carrera y tras dar dos vueltas a la pista a 3:05, salí tras los coches de Protección Civil, escoltado por Carmona y Miguel Ángel Córdoba, otro fijo del Circuito de Diputación de Málaga.

Entre la inercia que llevaba, la pendiente a favor y el giro cerrado al bajar a la carretera se me fueron los pies y tuve que abrirme muchísimo.

Por momentos Carmona me alcanzó del todo pero me repuse y recuperé el ritmillo.

El segundo kilómetro tuvo más tramos a favor que en contra pero, con pasos cada vez más cercanos por detrás, llegó el tercer kilómetro, todo en bajada ya por el pueblo.

Notaba aun un cosquilleo en el muslo derecho que me recordaba el edema que he tenido semanas atrás en el tendón del bíceps femoral, por lo que iba corriendo por sensaciones y en la bajada fui reticente a alargar la zancada en todo su esplendor, por si me hacía daño.

De momento no era así, pero los pasos llegaron a ser tan cercanos que la silueta de Miguel Ángel me sobrepasó y llegó a sacarme un par de cuerpos de ventaja.

Pensaba que a lo mejor por llevar la pendiente a favor creía que iba más rápido de lo que realmente iba, pero al echar una ojeada rápida al GPS vi que el ritmo era de 3:15 el kilómetro y me quedé pasmado, ya que Miguel bajaba sobrado y se veía muy entero.

Como aun quedaba mucha carrera no me preocupé en exceso y me coloqué tras él, recuperando la posición pasado el Parque de la Peña Flamenca, donde ya empezaba a picar la cuesta.

Sus pasos seguían cercanos, pero conforme la pendiente picaba iban alejándose y al llegar a la Calle Pablo Iglesias ya no los oía ni esforzándome, en parte debido a las sirenas de los dos coches que iban escoltándonos.

Llegué a la cuesta del campo de fútbol y entré en la pista de hormigón, calculado por los vítores del público unos cien metros largos de ventaja sobre Miguel, que ampliaría a unos ciento cincuenta al pasar bajo el arco de meta, ya que él iba por la curva.

Saludé a mi mujer y al público y me lancé a por la segunda vuelta, esta de cuatro kilómetros, trastabillando de nuevo en el giro hacia la carretera; tengo las zapatillas con la suela ya casi lisas y a veces me pasa, pero aun aguantan más tralla.

El recorrido fue idéntico hasta el paso de Calle Blas Infante a Calle Granada, donde se situaba el primer avituallamiento y ahora nos desviaban a la izquierda hacia Calle Iznájar.

Nos esperaba una bajada con buena pendiente a favor, donde se parró el coche que abría la prueba y tuve que escurrirme entre el segundo y uno que había estacionado para adelantarlo, aunque tras enganchar con la Calle Pablo Iglesias de nuevo y ensancharse la carretera, me volvió a adelantar.

Notaba la garganta ya un poco seca, aunque la temperatura estaba siendo fenomenal y al correr nublado el calor no era excesivo, pero decliné nuevamente el agua en el avituallamiento y empecé a acelerar camino del campo de fútbol.

Le eché un vistazo al GPS y marcaba ya casi los nueve kilómetros así que no llegaríamos por poco a los diez, una pena porque para el desnivel de la prueba la marca hubiese sido buena.

Aunque el circuito no esté homologado, siempre es un buen termómetro del estado de forma un test de diez kilómetros.

Entré por última vez a la pista de hormigón y empecé a acelerar, con un último cambio de ritmo a falta de cien metros para entrar con un último parcial de 3:08 a meta y un tiempo de 32:20.

Me giré para ver quien me precedía y me dio una alegría inmensa ver a Carmona, ya que hemos coincidido en multitud de pruebas y por fin iba a conseguir un podio absoluto.

Tercero entró Miguel Ángel, a poco distancia y bastante destacado también.

Estaba en la misma tesitura que yo, ya que tenía que entrar a trabajar, así que preguntamos a los jueces si podíamos recoger el trofeo o delegar que nos lo recogieran.

Nos dijeron que hablásemos con el organizador, que seguía en carrera, así que nos echamos una foto extraoficial y me fui a cambiarme.

Para mi sorpresa, aparte de equivocarme de pueblo, me había dejado el uniforme del trabajo en casa, bien guardadito en una bolsa sobre la cama, así que cuando volvimos al campo de fútbol y Carmona nos dijo que intentarían adelantar la entrega para dentro de media hora le pedimos que nos lo recogiese él, ya que no me iba a dar tiempo.

Me da mucha pena tanto por no compartir la foto del podio con él y Miguel, aunque tengamos la extraoficial, como por la organización, ya que gusta que los ganadores esperen a la entrega para la foto de rigor, pero en esta ocasión no ha podido ser.

Nos veremos la semana que viene en Alfarnate, feudo que seguro que los locales defenderán con ganas y donde se espera una de las carreras con más nivel de todo el circuito ;


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