Ir al contenido principal

XXXI Cross San Pedro de Alcántara

 


Al llegar a casa de la carrera contra el cáncer de Fuengirola me di una ducha rápida, me tomé un recuperador y tras coger la mochila que tenía preparada con todo, salí con Mayte camino de San Pedro de Alcántara.

Llegamos con algo más de una hora hora de margen y tras un buen rodeo para aparcar tras los vagones de tren abandonados, recogí mi dorsal y buscamos una sombra para guarecernos del abrasador sol.

Tras pasar por el baño y saludar a Janine, Eduardo, Britney, Toni y Juande, entre otros, volvimos a la furgo para coger ya lo esencial.

De camino al parque de las Medranas nos encontramos con Cristian y su padre, con quienes charlamos brevemente.

La sensación de calor era agobiante y aun quedaba cerca de media hora hasta la salida, así que apuré unos diez minutos más sentado a la sombra con Mayte antes de salir a trotar.

Me había dejado la banda de pulso secando en casa y por primera vez correría con el sensor de pulso de muñeca y por momentos estaba hasta un poco preocupado, ya que marcaba a 5:30 el kilómetro unas 150 pulsaciones, casi 20 más de lo habitual.

Indudablemente el calor afectaría al pulso, subiéndolo, así como el calentón de hacía un par de horas (las piernas sin embargo las notaba bien, algo tirantes pero enteras), así que decidí no mirar mucho el pulso y centrarme en el ritmo.

Cuando nos llamaron al cajón de salida y anotaron como seniors a los másters que correrían en nuestra tanda, la última de la jornada, tuve claro que la estrategia pasaría por dejar que Cristian hiciese su carrera y tratar de controlar para asegurar el segundo puesto.

Con el pistoletazo de salida me puse tras él y lo dejé irse ya desde los primeros metros, ya que está intratable y seguirlo era sinónimo de reventar en las primeras vueltas, algo que ya aprendí en cross pasados, como el de Coín.

Tras un primer tramo sobre hierba corta, un par de tachuelas nos internaron en una zona de tierra con un par de giros bruscos antes de entrar en la segunda parte del circuito, con un par de pendientes pronunciadas en contra y a a favor antes de volver a esa primera parte, con una larga recta de hierba a favor, dos tachuelas, giro de 180º, tachuela a favor, dos giros de 90º y vuelta a empezar.


Esa fue la primera de las cinco vueltas que teníamos que dar, en la que ya Cristian iba destacado en solitario y le seguíamos en fila india un servidor, Tony, del Marbella y Darío, del Cártama.


Tras un primer kilómetro a 3:37, controlando el panorama, decidí bajar unos tres o cuatro segundos el ritmo en las tachuelas hacia la zona de tierra, para ver si alguno de mis perseguidores se animaba a tirar del grupo, pero aunque escuchaba los pasos mucho más cercanos, ninguno tomó la iniciativa.


Aproveché en la bajada larga para estirar la zancada y tratar de estirar el grupo, ajustando el giro en la bajada frente a los retretes portátiles y abriéndolo un poco en la rampa sobre el arroyo, ya que en la primera vuelta me comí una rama del níspero.

Sabía por la mujer que le animaba con fervor que Tony estaba justo detrás, pero en el giro hacia la recta que completaba la vuelta vi que Darío se había separado ya unos segundos.

El segundo kilómetro había pasado en 3:41 y el tercero en 3:43, pero me seguía encontrando cómodo y mis perseguidores no daban muestras de querer apretar; Cristian ya no estaba ni a la vista, nos sacaba toda la recta y contrarrecta de la zona de meta de ventaja, como poco.

Mantuve el ritmo, animando a mi paso a las chicas que comenzaba a doblar y sabiendo que completada esa vuelta, ya habíamos superado el ecuador.

Me confié en la bajada larga, abriendo la zancada más de la cuenta y cuando pisé en la arena se me dobló un poco el tobillo.

No me hizo mucho daño pero notaba un pequeño calambre en los primeros apoyos, así que tras una reducción inicial del ritmo por cautela, volví a apretar.

Aun yendo con cuidado, en el giro de 180º hacia la recta de meta se me fue el pie y en esta ocasión fue el otro tobillo el que se elongó más de lo debido, pero me hizo menos daño que el otro.

El circuito tenía visos de haber sido en el que estrenase los clavos, pero entre que gran parte del trazado estaba sobre tierra dura y seca y la rampa de hormigón, era inviable.

Me alivió comprobar que mi ventaja frente a Tony se había aumentado, ya que el calor comenzaba a ser sofocante y aunque solo quedaban dos vueltas para completar el circuito, se iban a hacer largas y si llevaba a alguien pisándome los talones, podían volverse eternas.

Con mucho cuidado en los giros para evitar más torceduras de tobillo, aprovechaba las rectas para coger velocidad, pasando de una cuarto kilómetro "lento" en 3:46 a rodar a 3:43 y 3:45 en los dos siguientes.

Ya solo quedaba una vuelta para meta y aunque iba bastante destacado, no me quería confiar, por si un último kilómetro en progresión de alguno de mis perseguidores conseguía ganarme la posición.

Era difícil, pero en Coín me pasó por tratar de disputarle la primera plaza a Cristian y al final acabé tercero, así que tras un séptimo kilómetro controlando el ritmo, empecé yo mismo a apretar el paso progresivamente.
Al final crucé la meta con el último parcial en 3:37, exactamente el mismo ritmo del primer kilómetro y repitiendo, tres horas más tarde, con un segundo puesto absoluto, aunque este mucho más sufrido por el circuito y el calor.
Dicen que sarna con gusto no pica y la verdad es que pese a la paliza física me lo he pasado fenomenal, controlé el ritmo en la primera carrera y en la segunda he competido con cabeza, pero no deja de ser una experiencia nada recomendable a menos que estés muy entrenado y sobre todo, si no buscas la victoria, ya que de lo contrario y como reza el dicho, "quien mucho abarca, poco aprieta".
Toca recuperar para la cita del próximo domingo en Villanueva de la Concepción, esta vez, sin doblajes, que tras la carrera toca trabajar ;)

Comentarios

Publicar un comentario