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XXXII Media Maratón Ciudad de Marbella


Con el corazón desbocado por el esfuerzo de salir del coche por la puerta trasera derecha y la angustia al saber que estaba a unos 25 minutos de la salida y me encontraba a más de 2 km de la misma y con ganas de ir al baño eché a trotar calle abajo.


No había llegado demasiado justo, pero tras un rápido vistazo a la zona del puerto y ser desviado posteriormente cuesta arriba por la policía recorrí calle tras calle buscando aparcamiento sin éxito.

Tras cerca de 15 minutos, más cerca de Sierra Blanca que del centro de Marbella, "estrujé" el coche en un minúsculo hueco que no me dejaba abrir ninguna de las 2 puertas más de medio centímetro.

El conductor de la izquierda tenía hueco a su izquierda y el de la derecha, que estaba aparcado en diagonal, no tendría problemas para entrar.

No tenía ni idea de donde estaba, así que a la primear inconveniencia (me había dejado la banda cardíaca en casa) se sumaba la segunda de tener que correr con el móvil encima para consultar a posteriori donde había dejado el coche.

Busqué rápidamente por la mochila y encontré una funda de neopreno que me puse en el brazo y me dirigí hacia donde intuía que estaba la salida.

Me encontré a José Manuel justo en la esquina del corralito de salida, al que saludé y pedí referencias del baño, ya que las gyozas y el arroz con pollo que había tomado para desayunar empezaban a hacer presión.

No tardé en encontrarlo y me maldije por dos cosas más, la primera, dejarme las gafas de sol en el coche y la segunda y más acuciante, los clínex...

Aguardé la cola del baño pero nada más entrar y ver el panorama me di la vuelta... tendría que no pensar en el estómago y aguantar, porque sin papel y en semejante estado tratar de hacer cualquier cosa ahí era misión suicida.

Me dirigí a la zona de salida y estuve charlando con Juan Carlos Cabello, con quien había coincidido la mañana anterior en la retirada de dorsales y tras saludar a muchos amigos de Marbella, como Dani y su cuadrilla, Raúl, de Trekking&Running y varios minimalistas (entre ellos un descalcista del Vélez, que se enfrentaría por tercera vez descalzo a la prueba), cogí sitio en la salida.

No serviría de mucho ya que al final acabé enlatado en segunda fila, pero al menos estaba al lado de Rubén Lirio, que iba a hacer de liebre de 1:19 a un compañero del Real Club Mediterráneo, así que decidí pegarme a él.

Los dos primeros kilómetros sirvieron para estirar bien la prueba por la Avenida Ricardo Soriano; al cruzarnos en el giro me sorprendió ver que llevábamos por delante apenas una decena de corredores.

Rubén marcaba el ritmo y un grupo de unos 4 corredores le seguíamos mientras nos internábamos en una zona desconocida para mí, el callejeo por la zona del Mercado, la Guardia Civil...

Por un momento, entre lo estrecho y empinado de las calles, parecía que estábamos corriendo en Mijas Pueblo, Istán o alguno de los pintorescos pueblos de la Costa del Sol que cuentan con larga tradición de carreras populares.

Llegando al km 5 nos adelantó como una bala la que si no pinchaba sería primera corredora femenina, que aunque luego volvimos a adelantar me recogería en el siguiente km para después dejarme atrás.

El desnivel a esos ritmos estaba siendo demasiado, así que dejé al grupo, quizás demasiado pronto, pero intuía que iba a sufrir más de la cuenta, así que cuando antes pusiese un ritmo cómodo, mejor.

Le había tenido que hacer un apaño al neopreno ya que la cinta no pegaba y lo llevaba en las manos, pero como el móvil pesa casi medio kilo (son 5.000 mah de batería...) me cargaba el hombro y me molestaba el roce en la mano... lo iba cambiando, pero empezaba a estar harto.

Fue un momento crítico, me empezaba a molestar todo, me dolía un poco la tripa, veía que el grupo se me iba y no iba a poder cogerlo... pero decidí tomármelo con filosofía y tratar de al menos recoger a alguno de los corredores que pudiesen descolgarse.

Tras el avituallamiento el compañero de Rubén se comenzó a descolgar y el grupo ya estaba totalmente diseminado, pero aun así gran parte de mi segundo paso por la avenida fue en solitario.

Pasado el "pirulí" comencé a alcanzar a un corredor del Marbella que llevaba a una chica de acompañante en bici y ese rato fue bastante ameno.

Echaríamos al menos un par de km codo con codo, siendo adelantados por un corredor de los Arcos, una pareja de corredores con camiseta verde (no recuerdo la localidad) y algún corredor suelto, como uno que iba de naranja.

A éste traté de alcanzar llegando al Hotel Puerto Romano pero por momentos podía alcanzarle y por momentos se me escapaba.

Ese tramo de carrera fue el que más largo se me hizo, ya que la vista llegaba muy lejos (veía a Rubén y a su compañero a lo lejos y a varios corredores más con los que había estado compartiendo grupo hace unos kms) y los kilómetros parecían no sucederse.

Al subir el puente nos encontramos en el giro de la Shell y al girar yo vi caras conocidas, como a León y Claudio o a Fernando López Sevilla.

León y Claudio me alcanzaron bajo el puente; traté de pegarme a ellos y de hecho recuperé la posición con el corredor de naranja, pero en el interior de Puerto Banús me noté muy justo y estando a, teóricamente, 6 km de meta, seguirlos era una misión suicida.

Digo teóricamente porque en los primeros km el GPS me avisaba de los pasos kilométricos con las señales de la organización al alcance de la vista, pero en el último iba con 300 metros de "adelanto" con respecto a la organización...

Entré en la zona de albero corriendo codo con codo con corredores que llevaban desde atrás, a los que trataba de pegarme para obligarme a mantener un ritmo decente, y recordando la décima etapa del Reto 360º Solidarios, desconecté y puse el automático.

Suena mal, pero estaba jodido, ya que el sol me cegaba en los ojos (me molesta mucho siempre, corro con gafas de sol aunque esté nublado si puedo), me molestaba la barriga, me dolían ambos hombros y ambas manos... y para colmo parecía que cada punto kilómetros se "estiraba" otros 50 o 60 metros...

Recordando el agónico final de etapa del Reto 360º Solidarios, hace ya casi dos años, me centré en respirar bien y mantener la frecuencia de zancada, hasta que un corredor conocido comenzó a aparecer por la izquierda con su inconfundible camiseta verde.

Era Fernando López Sevilla, que me sacó de mi ensimismamiento y me preguntó si podía girarme y ver si venía detrás nuestra un corredor mayor.

Me giré y solo vi a un corredor de rojo, jovencito, que acabábamos de dejar atrás; se relajó un poco y me preguntó qué me marcaba el GPS.

17.300 metros llevaba y aun no habíamos visto el cartel del kilómetro 17 de la organización...

Estaba bastante molesto y lo entiendo, si uno se prepara una media quiere correr esa prueba, hace tests para esos km, calcula los ritmos en base a esos 21.097 metros... en mi caso no llevaba preparación específica, quería haber intentado bajar de 1:20 pero desde el km 7 sabía que no iba a poder ser.

Así que nada, resigné a tener que sufrir unos cuantos metros extra.

Se acabó el albero y recuperamos un poco de brío, rebasando a algunos corredores en el momento en el que nuestros GPS marcaban el paso por el kilómetro 21, justo antes de llegar al puerto deportivo, donde era habitual que se encontrase la meta...

Sabía que en cualquier momento giraríamos a la izquierda, subiríamos el último repecho y se acabaría la prueba, pero tardamos aun casi 600 metros en ver el giro.

Fernando que dijo que continuase, así que adelanté a un par de corredores en la última pendiente y enfilé la meta con ganas.

Finalizaba mi sexta Media Maratón de Marbella, una de las más duras que recuerdo desde aquella vigésimosexta edición en 2011, cuando corrí con fiebre y registré mi peor tiempo en la distancia, 1:49:12.

La aventura no acabaría ahí, ya que tras saludar en meta y felicitar a los corredores y amigos con los que nos habíamos dejado la piel en el asfalto tocaba volver al coche... a casi 2 kilómetros y medio y con la mitad de ellos cuesta arriba, pero esa parte os la ahorro.

¡Un abrazo y nos vemos en la siguiente!

Lo mejor

-Pese a ser el tramo más duro con diferencia, la zona de callejeo ha sido la zona que más me ha gustado, le da "espíritu" a Marbella, aunque de mantenerse le quitará su fama de media "rápida".

-La bolsa del corredor ha sido muy completa y me gustan mucho los diseños de este año, muy coloridos y diferentes del estándar que se suele preparar.

-El reencuentro con buenos amigos con quien hace mucho que no coincidía, voy a tener que volver a Marbella más a menudo.

A mejorar

-Lo primero que mejoraría sería el tema del aparcamiento, ya que teniendo un parking justo al lado de la salida podría promoverse para aparcar ahí; era mi plan B tras aparcar en las cercanías, pero ambos fracasaron, si se podía entrar no sé por donde.

-En segundo lugar (y es una opinión personal), se me hizo enorme el tramo del segundo paso por la Avenida Ricardo Soriano hasta Puerto Banús, prefería el paso a 2 vueltas por el paseo marítimo de antaño.

-Por último, no sé si ha sido un fallo masivo de GPS (es normal que mida unos metros de más, pero es que en este caso han sido de media 900 metros extra) o no se ha medido bien el recorrido, pero seguro que a más de un purista le ha fastidiado la situación.

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