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III Media Maratón Ciudad de Cártama


A las 10:30, una hora más tarde de la hora prevista, comenzaba la que sería mi trigésimosegunda media maratón, mi segunda edición de la media de Cártama, tras debutar en ella en el 2014.

Llegaba quizás poco entrenado, pero muy ilusionado y descansado, por lo que esperaba, al menos, mejorar mi registro de mi primera edición en Cártama, 1:29:51, que para tener un circuito exigente no fue mala marca.


Había pasado media mañana saludando a viejos amigos y conocidos, como a David, Chemari, Súper Paco, Teresa, Beatriz y muchísimos otros, así como a compañeros del club que también participaron en la prueba, como Gary, José Antonio y Marina, por lo que la espera no se me hizo excesivamente larga.


Servidor, José Antonio y Marina.

Bajo el arco de salida, sobre las 9:20...

Bajo el arco de salida, sobre las 10:20...

¡Salida!
Comenzamos a muy buen ritmo, combinados los corredores de la III Carrera Popular Valle del Azahar y los de esta III media maratón, aprovechando la cuesta abajo para coger ritmo antes de la primera subida.

Kilómetro 1, camino a Cártama pueblo; comienza la subida
Personalmente estaba rodando muy cómodo con el ritmo, había corredores pasándome como balas, pero recordaba bien el circuito y si no había cambiado mucho sabía que tanto el desnivel como el calor (aunque en esta tercera edición, por la fecha, no sería tan condicionante) intensifican mucho la prueba.

Hasta pasada la rotonda de después de la autovía no pude alcanzar a David, del San Pedro, y ahora tenía dentro de mi alcance visual (aun no en el de mis piernas) a Pingu, de los Bichos Runner y a Chemari, del Trail Running Melilla... ¡pero ascendían como balas los condenados!

Sin pasarme de punto intenté darle más gas, hasta el punto en el que sé que, si no estoy excesivamente agobiado, lo estoy haciendo bien: cuando pasa un kilómetro sin que nadie me adelante.

Si eso sucede y pese a ir a muy buen ritmo tengo la certeza de que lo puedo mantener durante muchos kilómetros más, me da confianza para ir poco a poco aumentando el ritmo para ir sobrepasando corredores.

Dejamos atrás el cartel del km 5 (aunque estábamos completando el 3, así que volveríamos a pasar por la calle) y los lugareños animaban con ímpetu, sobre todo al percatarse de que corría "con chancletas".


Chancleteando por Cártama
Si en el Hagua me habían ido bien las Pies Sucios Terra, con la dificultad que tienen siempre correr con huaraches un maratón de montaña, para una media de asfalto no hubo discusión alguna para decidir qué modelo calzaba...

Tras dejar atrás el colegio y su ecohuerto cogimos al fin un poco de pendiente a favor, y tras echarme un buche de agua al gaznate, aumenté la amplitud de la zancada y comencé a coger posiciones.

Ahora no veía a Chemari, ya que entre los cambios de rasante y los giros era difícil ver qué corredores te antecedían, pero como tenía a otros al alcance, me dispuse a ir alcanzándolos uno a uno.

Tras recuperar varias posiciones pude al fin verle, en la zona de la carretera de Cártama a Coín, en la que comenzando yo la bajada llegaba él a la CEPSA.

Había 5 corredores intermedios entre su posición y la mía, así que aproveché el impulso que la cuesta me daba y me dejé ir, marcando con bastante comodidad varios parciales por debajo de 3:40.

En la última rotonda previa al puente de la autovía tan solo había ya un corredor entre Chemari y yo, pero de repenteme sobresaltó un muchacho de blanco saliendo de entre los arbustos, que en un momento puso bastante tierra de por medio.

Llegados a este punto veía a los corredores que estaban a bastante distancia, ya que el tramo que afrontábamos era una recta de casi dos kilómetros que nos llevaba hacia la Estación de Cártama, y me sorprendió mucho ver tan pocos corredores...

Disfrutando...
Más aun cuando, llegando a la rotonda del estadio, ya había un corredor dirigiéndose al interior de las pistas de atletismo, posiblemente el ganador de la prueba paralela a la media maratón.

Ya había llegado el momento de la verdad, los que continuábamos éramos los medio-maratonianos... y teníamos aun más de media carrera por delante.


Llegando al ecuador de la prueba...
Hacía calor, aunque bastante menos de lo que recordaba en la I edición, celebrada la primera semana de septiembre, y por las sensaciones que recordaba también llegaba físicamente mucho más entero a esta segunda mitad de carrera; estaba muy animado.

Llegando al kilómetro 10 me encontré a varios corredores que "volvían", y ni Cristóbal Ortigosa estaba entre ellos ni veía aun a Chemari, así que intuía que habría un giro pronto.

Así fue, encontrándome al primero, al otro lado de la calle, al corredor de blanco, después a Chemari y a escasos metros a un corredor de rojo del Cártama.

Giré tras ellos y al momento vi a varios corredores que nos pisaban los talones, lo que me espoleó en mi persecución a Chemari, con el que sabía que podía cuajar una gran carrera si lograba alcanzarlo.

Al momento me crucé con Cristóbal Ortigosa, claro favorito para ganar la prueba, pero como fuimos girando por el interior de la zona industrial no pude ver a sus perseguidores más directos; pocos minutos después estaba yo en el otro lado de esa calle, alcanzando ya al corredor de rojo.

Lo alcancé en el giro a la izquierda de calle Sevilla, y al momento a Chemari, que me animó a continuar.


Uno de los tramos estrechos de la Estación de Cártama
Llegamos a la zona del Centro de Salud y me sorprendió una voz conocida de entre el público... ¡María Contreras! pero estaba en plena persecución del chico de blanco y no pude detenerme ni un segundo, como le comenté tras la prueba, así que puse buen ritmo en la subidita hacia la Avenida de España y traté de alcanzar al muchacho.

Al dar la vuelta me di cuenta de que Chemari estaba a escasos metros, por lo que era absurdo avanzar por separado, ya que el ritmo que llevábamos era muy similar y psicológicamente siempre ayuda más ir tirando en parejas o grupos.

Lo animé y esperé un poco, variando el ritmo en un ápice apenas imperceptible, se enganchó, y tras apenas unos 500 metros de ajuste ya volvíamos a avanzar al mismo ritmo que antes, en paralelo, tras la caza del muchacho de blanco, que comenzaba a escaparse.

Según me comentó Chemari, el muchacho se había salido de la prueba para ir al baño, pero no había parado a tiempo; aun así  y pese a haber perdido tiempo y ritmo, seguía en carrera y a gran velocidad, ¡ole él!

Llegamos al km 14, que discurre por la A-7054, y le comenté a Chemari que según había ido calculando en los cruces, llevaríamos unos 8 corredores por delante.

Eso nos animó mucho a ambos, que formábamos un gran equipo; el ritmo que llevábamos en ese momento era inferior a 4 minutos el kilómetro, pero aun así íbamos hablando, tirando por turnos (él más en las subidas y yo en las bajadas) y además se ofreció a cogerme el agua en los avituallamientos; ¡tenía que haberlo alcanzado antes!

Sabía que era cuestión de tiempo alcanzar al chico de blanco, como así fue antes de llegar al giro, tras rectificar la posición que llevábamos en carrera, que al final era la undécima, aunque no estaba nada mal.

Tras casi 5 kilómetros por la carretera y cruzarnos al 90% de los corredores al menos en ese tramo, nos encontrábamos a apenas 2 km de la meta, Nico (el corredor de blanco, al que animaban desde el otro lado de la carretera), Chemari y un servidor.

Nico tenía guardadas más fuerzas de las que dejaba entrever y rompió el grupo a falta de 2 kilómetros para llegar a meta, pero al ver el cartel del km 20, justo tras dejar atrás el puente sobre el Guadalhorce, me lancé en su persecución.

Chemari nos seguía muy de cerca, en un agónico final de carrera por el margen derecho de la carretera, con el estadio ya al alcance visual.

Cruzamos la carretera Nico y yo codo con codo, nos adelantamos mutuamente un par de veces en el carril bici, y entrando en el interior del estadio, pegó un cambio de ritmo con el que me dejó con dos palmos de tierra por detrás.

No caí en el error de tratar de alcanzarlo aún, ya que sabía que aun nos quedaba la vuelta de rigor al estadio de atletismo, y ahí sería donde yo atacaría; si lo alcanzaba, es que él había cambiado de ritmo antes de tiempo, y si no, no lo iba a haber podido alcanzar de todos modos.

Entramos en el estadio...

Nada más pisar la pista de atletismo acelero progresivamente, recortando metros...

Al completar la primera curva estoy justo a su espalda, y en la recta lo sobrepaso...

En la segunda recta me pongo por delante, guárdandome un poco de fuerzas...

Lo estoy controlando por la sombra, el sonido y la vista, mirando hacia atrás en el momento justo...

Intenta un nuevo cambio de ritmo y a punto está de superarme...

Lo noto a apenas un palmo de narices y no queda apenas pista ya...

¡Y comienza mi sprint final!

Sé que en segundos se decidirá el puesto y lo dejo todo en la pista...

Llegada a meta, parando el crono, los dos, en 1:24:11

¡Tiempazo!

Entramos juntos al césped y recogemos nuestro aquarius y bolsa del corredor.

Charlando con el presidente del Cártama tras la prueba

¡Misión cumplida!

¡Décimo absoluto y quinto sénior!
Como habíamos dejado a mi hermana con Runner, mi perro y teníamos que volver a Fuengirola, tras cambiarme y despedirme de varios de los corredores cogimos el coche... ¡sin recordar que era posible que tuviese premio!

Según el reglamento los trofeos no eran acumulativos, y siendo el primer y segundo clasificado de mi categoría séniors era posible que yo fuese tercero en mi categoría por descarte... ¡si alguno estuvo presente y me lo pudiese confirmar o negar me haría un gran favor!

Según Google Maps apenas hay un maratón desde mi casa hasta el estadio de atletismo de Cártama, sería una buena aventura para recoger el premio a posteriori, de ser posible.

Pero bueno, con esto me despido hasta la próxima, como siempre, con un repaso a lo mejor y peor de la prueba.

¡Nos vemos pronto!

Lo mejor

-Para ser una prueba tan accesible económicamente, cuenta con buena bolsa del corredor, prenda técnica de manga larga y medalla, se mira mucho por el corredor.

-Pese a hacer más calor de lo esperado por el retraso de la prueba, mi percepción de los avituallamientos fue muy buena, ya que aunque pasé varios de largo no tuve sensación de sed en ningún momento.

-Además de poder consultar las clasificaciones en meta, esperando un poco, no tardaron en ser colgadas en la parte exterior del estadio, lo que, para los que íbamos ya con el tiempo justo, fue de agradecer.

A mejorar

-Además del agua, en el avituallamiento del km 14 hubiese colocado algo de fruta, ya que para los corredores de mitad del pelotón en adelante, pasar cerca de 2 horas corriendo, con el calor y solo con agua, sin duda les hizo la prueba mucho más dura.

-En la segunda mitad del circuito me pareció que hubo demasiados giros de 180 grados, que dificultan mantener un ritmo estable; es cierto que no es una media para hacer marca y el desnivel y los giros le dan personalidad, pero podrían abrirse un poco más.

-Y por último, aunque no es algo a mejorar realmente porque nadie calcula ni espera eso... el incidente que retrasó la salida una hora será, por desgracia, lo que más comente la mayoría; en este aspecto rompo una lanza en favor de la organización, ya que aunque todos estábamos impacientes, yo el primero, muchas veces perdemos de vista que la seguridad es lo primero. El año pasado falleció una vecina a pocos minutos de comenzar la IV Carrera de la Suerte en Benahavís, todos esperamos y no pasó nada, nadie tiene la culpa y menos la organización, que lo que quiere es que todo el mundo disfrute y mejorar cada año. 

Comentarios

  1. El corredor de blanco se cagó encima, ¿verdad?

    Y tú apretándole llegando a meta... xD

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    Respuestas
    1. Si, a la salida de Cártama Pueblo (primer cuarto de carrera), pero el tío aguantó estoicamente, de hecho, creo que fue el campeón de su categoría... ¡mucho mérito y mucha personalidad demostró!

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