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Entrenamiento dirigido para los Beer Runners de Málaga


Después de haber superado una serie de catastróficas desdichas (una confusión solucionada a tiempo sobre el emplazamiento de salida, las obras de la Alameda y la inexistencia de plazas de parking libres), aparcaba en el Gibralfaro, frontal en mano, camino de la Quedada con los Beer Runners de Málaga.

2 kilómetros después y con casi 10 minutos de retraso llegué a la esquina del Restaurante Antonio Martín, junto a las letras de la Malagueta (que no Misericordia, como pensaba en un inicio).


Entre los Beer Runners y simpatizantes ya presentes y los que fueron llegando nos juntamos un grupo de cerca de una treintena de personas; el ambiente era fenomenal.

Me hicieron entrega de la camiseta de los Beer Runners, que cambié por la que llevaba del Club Atletismo Fuengirola, y tras tomar la foto que encabeza la crónica y dedicar unos minutos a movilidad articular (no sabía como sería el nivel de los corredores que hoy entrenarían conmigo, o si habían venido ya corriendo), dimos la salida.

Tenía claro que quería trazar un circuito a un par de bucles por la Alcazaba, al estilo de la I y II MLK Trail de Málaga, pero como no soy de la zona no tenía muy claro por donde iniciar el asalto a la fortaleza, así que mi compañero Cristóbal me fue echando una mano.

Cogimos el paseo del Parque al trote, esperándonos en los semáforos para que nadie se descolgase, y antes de llegar a Calle Alcazabilla y ante la sorpresa de algunos transeúntes, comenzamos el ascenso.

Se formaron varios grupitos, unos que tiraban más y otros que se descolgaban algo más, pero la premisa era ir todos unidos, por lo que traté de mantenerme en la parte central del grupo para tener a la vista tanto a los corredores de la cabeza como a los frontales de los que subían más tranquilos.

Charlando con unos y otros sobre los 101, medias maratones y maratones llegamos a la primera bifurcación, codo con codo con Cristóbal y Fran Viegas, donde esperamos hasta que nos reagrupamos para reanudar la marcha.

Decidimos continuar hasta el parador, donde nos echamos una foto de grupo con unas vistas increíbles, y de ahí fuimos al mirador de Gibralfaro, donde con una nueva parada nos reagrupamos y echamos otra imagen, con una Málaga radiante al fondo.

Ahí nos desviamos por el primero de los senderos, un carril ancho y poco accidentado que picaba suavemente hacia abajo y se volvía más abrupto en el tramo final, para posteriormente coger el segundo de los senderos.

No sabía cuanto tiempo llevábamos ya que traía dos kilómetros de propina, pero como ya habíamos llegado a la primera bifurcación donde nos reagrupamos, pusimos rumbo a la Malagueta.

En total y después de recortar el excedente al track, nos salieron algo más de 6 kilómetros y medio en poco más de 40 minutos, una ruta muy disfrutona donde pudimos charlar con unos y otros y conocernos un poco más practicando nuestro deporte favorito.

Como estaba incomunicado, al llegar le pedí el teléfono a Fran para avisar a Mayte, a quien había dejado en el Gibralfaro pero ya se encontraba por la zona, y tras unos minutos nos inmortalizó en el punto en el que hacía cerca de una hora comenzaba la sesión.

Buenísimo el grupo que conformó el entrenamiento
Decidimos no quedarnos más rato ya que habíamos aparcado bastante lejos y llevábamos todo el día fuera de casa, pero la verdad es que viendo las fotos de la post-quedada a posteriori a uno le entran ganas de repetir y unirse.

De todas formas la ruta que tenía preparada para cuando tenía en mente la salida desde la Misericordia sigue en pie, si algún día cuadramos un grupito bueno la podemos sacar adelante sin problema.

Muchas gracias a todos por el rato que echamos, ¡fue una experiencia fenomenal!


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