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XVIII Subida a Cordobilla


Un par de meses después de participar en la II Carrera Nocturna de Puente Genil, retornaba a la localidad cordobesa, en esta ocasión para tomar parte en la XVIII Subida a Cordobilla, en la que sería mi segunda participación.

Correr en Puente Genil siempre es especial para mi, ya que pese a que participo en más de una treintena de pruebas de todo tipo cada año, el cariño y la dedicación que ponen en cada prueba los pontaneses es único.


El año pasado debuté en el circuito en la XVII Subida a Cordobilla, llegando a escasos minutos de la salida, por lo que uno de los cambios de planificación de esta prueba de esta edición fue la sincronización de tiempos.

Con bastante sueño y los pies bastante sensibles al haber participado en la I Milla Solidaria de Fuengirola, descalzo, unas 9 horas atrás, desperté a las 6 de la mañana, desayuné y tras terminar de prepararlo todo recogimos a mis padres, camino de Puente Genil.

Llegamos pasadas las 8 y media, cuando José Luis Vela y los pontaneses más madrugadores comenzaban a llegar a la Plaza del Ancla para recoger sus dorsales.


A falta de un desayuno más para estar listo

Mientras explicaban a Mayte, mi prometida, como llegar a Cordobilla (ella y mi madre nos esperarían allí),  a mi padre y a mi nos explicaban donde podíamos desayunar (de nuevo) y comprar productos típicos del terreno.

Degustamos unos molletes de Jauja, en mi caso con aceite, tomate y sal, y tras desayunar y comprar varios litros de aceite y varios kilos de carne de membrillo, tesoros gastronómicos de la zona, volvimos a la Plaza del Ancla, donde el ambiente ya era considerable.


Ambiente festivo previo a la salida
Con una Plaza del Ancla ahora atestada saludé a viejos amigos, como a los hermanos Leyva, Óscar "El Perilla", o Belén, fotográfa habitual de la localidad (y hoy corredora) y conocí, como siempre, a nuevos corredores, como a Aguilera, otro corredor minimalista que participaría en la prueba.

Antes de darme cuenta nos estaban llamando para tomar la fotografía de familia del evento, tras lo cual formamos mirando hacia la Calle Baldomero Jiménez, como el año pasado.


Abrumadora mayoría de pontaneses, entre la que nos "infliltramos"

En la anterior edición guardamos un minuto de silencio por Antonio Reinoso González y Pedro Lavado López, y en esta edición el memorial fue por Miguel Gil López.

Es una pena que con lo buenos deportistas que son hayan sufrido tantas pérdidas en un espacio de tiempo tan corto...

Como el año pasado, no tuve problema para colocarme en una posición destacada en la salida, este año, en primera línea, ya que llegaba con muchas ganas y este año sabía lo que me esperaba.

Me coloqué al lado de dos corredores del Club Atletismo Pontanés Amigos del Canal (bueno... al lado de unos 140) y me preparé para tomar la salida.

Tras el pistoletazo recorrí a sprint toda la calle hasta el primer giro a la derecha, buscando elevar las pulsaciones al máximo hasta encontrar un ritmo competitivo pero cómodo y tratar de mantenerlo en los primeros compases.

Los dos corredores que llevaba como referencia se distanciaron un par de metros en los primeros 200, pero mantuve las distancias hasta que llegamos al carril bici.

En ese punto, llegando al final de la Calle Elio Antonio de Nebrija, un grupo de corredores comenzó a imponer su ritmo desde atrás, y decidí colocarme a su espalda dejando que ellos "tiraran", ya que veía que la cabeza de carrera, como esperaba, iba a un ritmo muy superior al mio.

Pasé el primer kilómetro, tras dejar atrás el puente que indicaba que salíamos del pueblo, en 3:27, 3 segundos más rápido que en la anterior edición, pero notándome muy cómodo.

El grupo que perseguía a la cabeza de carrera comenzaba a distanciarse, pero probé a aumentar ligeramente el ritmo y me di cuenta de que podía acoplarme a él sin problemas.

Soy mucho mejor en la larga distancia que en las pruebas cortas, y las cuestas no se me dan mal, así que decidí ir probando a acelerar hasta colocarme en mitad de la "manada" que perseguía a los líderes (que ahora avanzaban en hilera en lugar de en paralelo) y aguantarles el ritmo todo lo posible.


Pasando el segundo kilómetro, por la CV-179
El líder de la prueba nos sacaba ya más de 50 metros en poco más de 2 kilómetros, aunque el segundo clasificado comenzaba a quedarse más a tiro... 

Estaba en una posición privilegiada para contemplar el transcurso de la prueba, me daba igual estar forzando el ritmo con tal de poder ver desde esa perspectiva una carrera por primera vez.

De hecho, mientras ascendíamos por un falso llano, me planteé aumentar la zancada en la bajada, a fin de colocarme tras el segundo clasificado.


Comenzando el cambio de ritmo para dejar atrás el pelotón
Ya con 3 kilómetros encima me noto muy fresco de piernas y estiro la zancada con bastante facilidad, colocándome en pocos metros a la par del corredor que ocupaba la segunda posición.

En la bajada previa a la subida de la "Cuesta de los Huevos" casi choco con él, al pensar que el camino que debía tomar era el de la izquierda, ¡menos mal que él sabía el camino!

Mientras ascendíamos la famosa cuesta me di cuenta de que estaba en tercera posición llegando al ecuador de la prueba, con las piernas muy enteras todavía, pero me preocupa que en caso de pinchar el corredor al que acompaño se repita la situación que acabo de vivir, sin que nadie me guíe...

¡Total, si igual ahora el que pincha soy yo y solo tengo que seguir a los demás, para que preocuparme!


A medio ascenso en la "Cuesta de los Huevos", buscando el avituallamiento en el cambio de rasante

¿Son esas Mayte y mi madre?

Aumentando la distancia con nuestros perseguidores

Ascendimos la cuesta a un ritmo cercano a 3:45... ¡de miedo!

Destacándonos del pelotón
Coronando la "Cuesta de los huevos"

Rehidratándome en el avituallamiento
 No vi a mi compañero coger agua, por lo que le ofrecí tras beber de mi botellín, pero al girarme vi que llevaba uno en la mano izquierda.

Llegamos a la zona de olivos, al carril donde, me habían advertido, había muchos guijarros sueltos, algo que tenía ganas de comprobar, y me lancé en la bajada, observando en la distancia como el líder de la prueba giraba ya hacia la izquierda al final del camino, marcando un ritmo implacable.

Ocupé la segunda posición y fui poco a poco dejando atrás a mi perseguidor, mientras sorteaba los baches y modificaba la zancada paso a paso, tratando de evitar las zonas con más obstáculos.

Efectivamente, estaba todo plagado de guijarros (mira que me habían avisado...), en una zona que recordaba mucho más despejada el año pasado.

Tuve suerte en los primeros metros, en los que varios guijarros impactaron contra mis tobillos al salir despedidos con mis zancadas, pero antes de dejar atrás la primera sección del camino dos guijarros entraron bajo mi pie izquierdo, provocándome un dolor horrible con cada apoyo.

Me pasa a menudo al correr por carriles y veredas, pero normalmente al cambiar la forma de apoyar el pie o bajar el ritmo salen despedidos.

Esta vez no sería así, ya que yendo a un ritmo más rápido lo que hacían era hundirse más y más cerca de la planta del pie, obligándome a correr de puntillas en lugar de metatarsos, mientras los talones me mandaban punzadas de dolor.

Miré el crono, pero el ritmo permanecía estable; miré de reojo hacia atrás, y ya ni si quiera oía pasos... tendría una ventaja de al menos 10-12 segundos frente a mi perseguidor, pero no podía pararme, no ahora...

Intenté, sin éxito, darme con las manos en el filo de las Nunche 2 para hacer palanca y que los guijarros saliesen hacia afuera, desconcentrándome por un momento y quedando confundido al no saber que camino coger... del líder de la prueba ya no se veía rastro alguno...

Por suerte un ciclista me indicó el camino, por una ligera pendiente descendente plagada de piedrecitas, nuevamente.

Una de ellas se me metió en el pie derecho, de bastante mayor tamaño que las dos que tenía metidas entre la suela del huarache y la planta del pie izquierdo, provocándome un dolor horrendo al meter los talones en la cuesta para no derrapar.

No lo dudé ni un momento y me paré en seco, aproveché para ajustar las correas, me quité los 3 guijarros de ambos huaraches y me acaricié ambos talones para evaluar rápidamente el estado de mis pies; total al corredor que iba en cabeza ya no lo iba a alcanzar, y sufrir por sufrir es tontería.

Se trataba solo de contusiones, estaban doloridos, pero no tenía ni herida ni roce; unos veloces pasos me sacaron de mi ensimismamiento.

Había estado al menos 10-15 segundos detenido y ya me extrañaba que nadie me siguiese, por un momento dudé si volverme para preguntarle el camino al ciclista de nuevo, pero al alcanzarme el corredor ya supe que estaba en el buen camino.

Con un alivio inmenso afronté la subida, volviendo a disfrutar de cada paso, pero cuando ya predecía que estaba llegando a Cordobilla volví a no oír los pasos de mi perseguidor, lo que me preocupaba por si, a menos de un kilómetro de meta, era tan torpe como para perderme y echar por tierra la que estaba siendo una de mis mejores carreras hasta la fecha.

En ningún momento me confié ni abusé del ritmo, implementé una estrategia sencilla que estaba saliendo bien y disfruté en todo momento, salvo por el incidente de los guijarros... ¡y podía finalizar una prueba en segunda posición absoluta, algo que no había hecho hasta la fecha!

Avanzaba por el carril paralelo al campo de tierra de Cordobilla, este año con el campanario en silencio, llegué al asfalto, con lo que respiré tranquilo (ello indicaba que no tendría que enfrentarme a más guijarros) y tras preguntar por el camino (al final de la calle a la izquierda) enfilé la calle con toda la fuerza que me quedaba.

No sabía a cuanta distancia estaría el siguiente corredor, pero ya que había llegado hasta ahí en segunda posición haría todo lo posible por mantenerla, realizando el último ascenso a la mayor velocidad que era capaz de alcanzar.

Tras un par de giros vislumbré a lo lejos los pinos que recordaba en paralelo a la calle de meta, levanté los brazos y disfruté el momento, parando el crono de forma automática mientras cruzaba el arco de meta.


Un momento único... 2º  absoluto bajando en 4 minutos mi tiempo en la edición anterior...
Esperé al tercer clasificado para felicitarle por su carrerón y me dirigí a la furgoneta donde recogería la bolsa del corredor, entre felicitaciones.

Como en la anterior edición, la bolsa del corredor fue de 10, conteniendo una camiseta técnica, 4 bollicaos, dulce de membrilo, un dulce, un rosco de vino, una botellita de aceite, una botella de agua, una lata de isotónica, un trofeo conmemorativo... Desde mi última participación en la prueba no había visto algo igual.

Mientras comentaba la prueba con los organizadores y los corredores que iban llegando vi a Mayte y mi madre, que se habían perdido mi llegada, y tras recuperar el aliento y comentarles mis sensaciones en carrera me dirigí a la esquina de la entrada a meta, para esperar a mi padre.

Llegó varios minutos después, en compañía de un corredor local.



A la izquierda "Manolito", corredor carismático donde los haya, a la derecha, mi padre


Las amistades que se forjan en carrera son las más especiales
Tras asegurarme de que mi padre había llegado bien le recogí su bolsa del corredor, y nos pusimos a intercambiar impresiones con todos los corredores que ya abarrotábamos la zona de llegada, siendo uno más entre tantos pontaneses.


De izquierda a derecha Aguilera, Juan Leyva, servidor, mi padre y José Leyva

Los dos "chancleteros" de la prueba

Será una tarea difícil, pero comienzo a tomar el relevo atlético familiar, con un listón muy alto
Tras pasar un rato formidable observando las llegadas de todos los atletas, charlando con todos y echándonos fotos, me pidieron un momento para entrevistarme, a lo que accedí encantado.

Si ya era una "imagen" curiosa por correr con huaraches, al ser subcampeón el atractivo era aun mayor
Desde que participé en julio de 2014 en el Andorra Ultra Trail Vallnord Mític no había sido entrevistado en ninguna prueba, es una experiencia siempre curiosa, pero me resulta raro, al ser un corredor popular entre tantos; si alguien puede pasarme la entrevista me gustaría mucho poder verla, ¡gracias!

Ya pasaban las 11:30 y los corredores comenzaban a disiparse, ya que hasta las 14:00 no sería la entrega de premios, pero en todo momento estuvimos muy bien acompañados y no nos faltó un vaso con lo que quisiésemos beber en la mano.

Aprovechamos el rato para dar un paseo soltando piernas y recorriendo las calles de Cordobilla, un lugar muy pintoresco.


Las vistas, preciosas

Esta foto va para mi amigo Ángel, @contadordekm

Uno de los rincones más bonitos de Cordobilla

Patio típico andaluz, precioso
Una vez completado el paseo y ya de vuelta en la zona de llegada estuvimos charlando largo y tendido con varios miembros del Club Atletismo Pontanés Amigos del Canal, sus familiares y amigos, estando en todo momento completamente integrados.

Entre aquellos con los que más charlamos estuvieron Óscar y su mujer, José Gálvez, Manolo García o Manolito, entre otros, aunque desde la directiva del club hasta el que ayudaba trayendo sillas pasamos un buen rato con todos.

El ambiente era excelente, aportando todos para que saliese todo fenomenal: unos servían bebidas, otros se encargaban del arroz, otro montaba las carpas, otros echábamos una mano moviendo los contenedores y colocando mesas y sillas, otros iban sacando comida...

Sobre las 2 de la tarde, con puntualidad, José Luis Vela dio inicio a la entrega de trofeos, que comenzó con las féminas y prosiguió con los varones.


Las campeonas de esta edición
Recibiendo el trofeo

Con mi padre en el podio

Los campeones de esta edición

El campeón de la prueba, Antonio Gordo, fue protagonista de un muy emotivo momento en el cual regaló su trofeo a la viuda de Miguel Gil López, el compañero al que se dedicó el memorial de esta edición.

Pasado el momento, de gran carga emocional, la atmósfera se fue relajando y retomó su cariz informal y cercano.

Estuvimos comiendo y bebiendo hasta cerca de las 3 y media de la tarde, ya que teníamos dos compromisos familiares importantes... por un lado yo y Mayte un cumpleaños familiar, y por otro, mis padres, la visita a mi abuelo, ingresado en el hospital desde hace varios días.

Muy a nuestro pesar nos tuvimos que despedir, perdiéndonos los sorteos de premios, pero al menos, disfrutando in extremis del arroz.

En la primera edición en la que participé no pude quedarme ni a la comida, en esta, nos perdimos los sorteos... toco madera para que el año que viene podamos disfrutar de esta fiesta del atletismo de inicio a fin.

Tratamos de despedirnos de todos, aunque hubo varios que echamos en falta en último momento, pero esperamos vernos pronto, si no en Puente Genil, en Fuengirola, donde esperamos a todos los pontaneses con el objetivo de tratarles tan bien como nos reciben siempre ellos.

Como siempre, me despido indicando qué valoro más de la prueba y qué creo que se puede mejorar, aunque en esta prueba solo se me ocurre una mejora... ¡organización de 10!


Lo mejor

-El ambiente que caracteriza a las pruebas de la localidad, acogedor, familiar y cercano, mimando hasta más al último corredor que al primero, en una prueba eminentemente popular.

-La bolsa del corredor, que por 6 euros para los locales y 8 para los foráneos se ve amortizada con creces aun sin correr.

-Todo lo que rodea a la prueba en sí, la previa, la llegada a meta, la comida, los sorteos... un gran valor añadido a la carrera.

 A mejorar

-Como es una prueba dirigida principalmente a los corredores locales (es su inicio oficial de temporada) la visión de un corredor "forastero" no cuenta mucho, siendo el único "pero" reseñable el lapso de tiempo entre la llegada a Cordobilla y la realización de la comida, que para alguien de fuera puede ser excesivo, pero con un buen paseo se pasa rápido.

-Por otro lado, desde la visión de un "forastero", si se incrementase el número de inscripciones sin duda se agotarían igualmente y más corredores podrían disfrutar de la prueba, pero como me comentó Óscar, tampoco se puede ampliar mucho el plazo ya que si no la demanda superaría a la capacidad del club para gestionar el evento con la calidad que lo hace actualmente.

Muchas gracias a todos los socios del Club Atletismo Pontanés Amigos del Canal por invitarnos un año más, y sobre todo, por el trato recibido, ¡sois muy grandes!

PD: Gracias a Mayte cuento con varias decenas de instantáneas de la prueba, que os dejo a continuación en las siguientes galerías:

Subida a la "Cuesta de los Huevos"

Llegada a meta

Entrega de premios


Comentarios

  1. Enhorabuena por tu segundo puesto Juan. Una alegría ver a un corredor minimalista en el podium final. Un saludo

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    Respuestas
    1. ¡Muchas gracias Teodoro! A ver si coincidimos en alguna prueba en persona ;)

      ¡Un saludo crack!

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