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La Carretera de la Muerte


Esta semana quiero rendir homenaje con este artículo a un grupo de personas y al particular homenaje que rinden a uno de los capítulos más tristes de la historia de nuestro país.

Pero antes de nada, y como ellos hacen anualmente mediante un especial ultra, recordemos lo sucedido, mantengamos viva la memoria histórica de lo acontecido en la Carretera de la Muerte.

Eran los primeros días del mes de febrero de 1937, en plena Guerra Civil Española; las tropas franquistas se aproximan a Málaga, y miles de personas, se estima que 150.000, entre ellas mujeres, ancianos y niños, comienzan un éxodo masivo hacia el único lugar que creen seguro, el refugio del Ejército Popular Republicano, Almería.

Durante este desesperado peregrinaje hacia la libertad conocido como "La Desbandá", la población civil fue bombardeada por mar y aire, asesinándose a incontables inocentes, sin piedad, tregua ni posibilidad de salvación; ese 8 de febrero, se escribió un sangriento capítulo en nuestra historia.

Huyendo de la represión, los pocos supervivientes no pudieron encontrar refugio en los pueblos de camino a Almería, temerosos de posibles represalias si auxiliaban a los refugiados, y su única esperanza fue avanzar entre los bombardeos, con las pocas pertenencias que llevaban consigo.

Alrededor de 30.000 refugiados llegaron a Almería, el resto, murieron o desaparecieron; la mayor parte de los fallecidos fueron civiles.


Tanto seáis españoles o no, seguramente os sonará esta historia... o debería.

Pues aunque resulte increíble, por ser malagueño, si no hubiese sido por mi familia (dicen que mi bisabuelo murió en esa carretera, aunque otros creen que lo mataron antes de poder abandonar Málaga), no hubiese conocido esa historia.

Nunca me la contaron en Educación Primaria, no la estudiamos en Educación Secundaria, y tan solo de pasada se menció en Historia de España en Bachillerato, ya que con las prisas por abarcar todo el temaria para selectividad, su tratamiento fue anecdótico.

Y yo me pregunto, ¿tan pronto hemos olvidado esta macabra tragedia? este hecho vil y repugnante que convulsionó y cambió la vida de centenares de familias, que marcó generaciones... ¿ya ha caído en el olvido?

Es cierto que se han levantado memoriales, que se conmemora mediante pequeños actos este día en los pueblos entre Málaga y Almería, pero si preguntas a muchachos de mi edad es posible que haya tantas personas que lo desconozcan como que lo conozcan, y en generaciones más jóvenes esta historia, por desgracia, no se está transmitiendo.

En febrero de 2008, el ultrafondista Paco Contreras "Eltziar" intentó cubrir a pie la distancia que separa Málaga de Almería, pero el mal tiempo y la dureza de afrontar semejante reto en solitario le llevó a abandonar tras recorrer 90 kilómetros, a la altura de Salobreña.
 
Al año siguiente, un grupo de ultrafondistas integrado por Paco Eltziar, nuevamente, y acompañado por Pedro Gámez y Mark Steven Woolley, recorrió a pie, corriendo, el trayecto que ese mismo grupo de refugiados se vio obligado a seguir 71 años atrás, creando su particular homenaje.

Casi 215 kilómetros, por la antigua carretera nacional 340, que cubrieron en 36 horas y cada año repiten el fin de semana más cercano a la fecha histórica.

Cada año alternan la salida, de Málaga a Almería o Almería a Málaga, recorriendo tramos con aficionados al atletismo que quieren aportar compañía y mensajes de aliento estos grandísimos atletas, que en la edición de 2011 realizaron ambos trayectos uno a continuación del otro, recorriendo cerca de 420 kilómetros.

El pasado fin de semana, como cada año, el grupo volvió a reunirse, recorriendo en poco más de 30 horas esa distancia grabada a fuego en sus cuerpos y mentes, que por primera vez finalizó también una corredora, Bridget Brady.


No tengo el placer de conocer personalmente a estos grandes corredores, aunque si a alguno de los valientes que compartieron algún tramo con ellos en esta edición, quedándose sorprendidos por el ritmo que llevaban tras casi un día de carrera, su cercanía y su humildad.

Podrían buscar reconocimiento por hacer esto que muchos (sobre todo, no deportistas), calificarían de locura, podrían hacerlo por fama o dinero, pero no, únicamente lo hacen para rememorar el acto y contribuir dentro de sus posibilidades a que no caiga en el olvido ni vuelva a repetirse.

Preparar un ultra de estas dimensiones es una hazaña al alcance de pocos, pero el año que viene, si tengo la oportunidad, trataré de introducirme en la piel de uno de esos refugiados y participar en la Carretera de la Muerte, o, al menos, acompañar durante todo lo que me permitan mis piernas a estos titanes del atletismo.

Puede que no sea una prueba oficial ni competitiva, pero personalmente considera este evento uno de los más duros del panorama del ultrafondo nacional, y por mucho que intente reconocer el mérito que este grupo tiene por crear y mantener el evento, es obvio que este artículo se queda corto.

Os doy las gracias por esta labor, por mantener viva la memoria histórica y encarnar los valores más bonitos del ultrafondo en particular y el deporte en general.

Para los que queráis consultar la crónica de esta edición, que corre a cargo de Francisco Berbén y Simón Gfeller (cada uno desde su perspectiva), tenéis ésta y mucha más información en grupo de Facebook Carretera de la Muerte.

¡Nos vemos el año que viene!

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