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V Media Maratón de Fuengirola



Tras un impás de varios años debido al covid, volvía al calendario deportivo la media maratón de Fuengirola, aquella en la que, allá por 2017, conseguí la que fue durante años mi mejor marca.

En la edición de este año sabía que la superaría, teniendo como objetivo igualar o mejorar el 1:14:00 de la media de Marbella del pasado mes de septiembre, pero si lo hacía no sería por mucho.

En primer lugar porque el objetivo de la temporada es el maratón de Valencia y esta media era solo un escalón mas para ascender hacia el maratón y en el segundo, por un inoportuno resfriado que me tenía hecho polvo desde la mañana anterior.

Menos mal que correr se corre con las piernas y tras desayunar mi tazón de avena con agua reglamentario, aliñado con un frenadol y sacar a los perros, me puse la equipación y al pincharme el dorsal ya estaba en modo competición.

Llegué temprano a la zona de salida, donde me sorprendió ver a atletas como Antonio Jesús, vigente campeón de España de 100 kilómetros y a otras bestias pardas que si me esperaba, como a Javi Arcas y Javi Carretero, cuya participación me había anticipado Agustín Molina.

No tardé en encontrarme con Daniel Núñez, conocido como corredor Impopular en Instagram, con quien compartí una agradable entrevista para Radio Marca Málaga, que seguramente se emita el miércoles al ser el martes festivo.

Después de la entrevista me pasé por casa de mis padres para dejar una bolsa con ropa de cambio y me fui a calentar.

Llevaba también en la bolsa y bote de Vaporub, ya que tenía la nariz taponada y me costaba respirar por la garganta, pero lo recordé al empezar a trotar y no tenía llaves para volver, así que decidí entrenar cuesta arriba para que el esfuerzo me ayudase a expulsar flemas y destaponarme un poco.

A menos cuarto nos echamos una foto de grupo frente a los arcos de la feria, aunque faltaban varios rezagados y me fui a la zona de meta con Riccardo, que tras una semana malo, también correría hoy al final.

 

Poco a poco los corredores nos fuimos arremolinando y tomando posiciones en torno la salida y un minuto después de la salida de Ángel, que competía en silla de ruedas, salimos el resto a todo correr.

Antes de entrar a la Avenida Jesús Santos Rein daríamos una vuelta al recinto ferial, así que aproveché la pendiente a favor en el comienzo y me abrí a la derecha para coger bien el primero de los giros y encarar el ascenso en buena posición.

Iba tras Javi Arcas, por delante incluso de Carretero, pero sabía que ese no era mi sitio y nada más entrar en la recta hacia el Palacio de la Paz me pasaron él y Antonio Jesús, quedándome flanqueado por Rachid, del Torremolinos y Riccardo.

Pasamos el primer kilómetro en 3:21, demasiado rápido para tener la pendiente en contra, pero repetimos el registro en el segundo, ahora con el firme a favor y nos estabilizamos en torno a 3:26, que si era un ritmo que al menos yo, podía aguantar sin reventar.

La cabeza de carrera ya estaba distanciada al llegar a la Avenida y avanzábamos con zancadas casi sincronizadas los tres mientras se nos escapaban poco a poco. 

Riccardo empezó a ceder un poco al paso por el kilómetro 5, que dejamos atrás en 17:03.

El ritmo era bueno y no tenía sensación de que me estuviese desgastando mucho, pero estaba rabiando de dolor de garganta al respirar y aun así iba con sensación de ahogo a un ritmo al que debería de ir mucho más cómodo.

El pulso lo llevaba más alto de lo habitual también, ya que en Marbella fui a 169 de media y en esos momentos rondaba 177, así que decidí dejar de lado el reloj y las malas sensaciones y me concentré en respirar de forma más profunda y mantener una zancada rítmica.

Me estaba siendo de gran ayuda Rachid, con quien estaba corriendo codo con codo y había ido tirando desde el giro en la rotonda del 600, así que a la altura de Mercacentro decidí darle relevo y tirar un poco yo.

Llegando a la plaza de toros decidí preparar el primero de los dos geles que a priori tomaría, el del kilómetro 8, con cafeína y el del 16, normal y me lo fui tomando mientras bajábamos hacia la rotonda del torso.

Rachid hizo lo propio y entramos a todo correr en la Avenida Ramón y Cajal.

Se empezó a adelantar para tomar el relevo y le eché un vistazo al crono; iba a 3:26 y 175 pulsaciones, me encontraba algo mejor pero por el momento el gel no había terminado de bajar y la sensación de ahogo iba en aumento.

De repente Rachid me sacó de mis pensamientos con un grito de dolor y dejé de oir sus zancadas.

Mi primer impulso fue darme la vuelta a ver qué le había pasado, ya que me sentía mal por continuar cuando se podría haber hecho daño, pero confiaba en que si no alguien de la organización, alguien entre el público le ayudaría.

Pasé el kilómetro 10 en 34:27, sin compañero, sin referencia por delante y sin pasos por detrás que me indicasen que alguien me podría alcanzar por el momento.

Lo peor llegó cuando entré en el paseo marítimo, en dirección carvajal, con una buena ventolera en contra.

Fueron los tres kilómetros más duros de la prueba, ya que no veía a la cabeza de carrera y aunque notaba fuerza en las piernas, seguía con sensación de ahogo y me era imposible bajar de 3:35-36 sin destrozarme la garganta al inspirar y espirar.

El apoyo del público en ese tramo me resultó de gran ayuda y me ayudaba a evadirme, sabía que daríamos el giro en la playa de la Cubana, pero nunca se me había hecho tan largo el paseo.

Me crucé con la cabeza de carrera extrañamente cerca del giro, como a unos 400-500 metros y me encontré con un Javi Arcas destacado seguido a cierta distancia por Carretero y Antonio.

Llegó mi turno de girar, sin coger agua esta vez por primera vez en toda la carrera (como hacía una humedad enorme me había ido refrescando y bebiendo en todos los puestos) y apreté el ritmo, aprovechando el viento a favor.

El quinto corredor estaba más o menos a la misma distancia de la que estaba yo antes del giro con respecto a Carretero y Antonio, pero claro, el ritmo que ellos llevaban no sería el mismo al que llevaba yo.

En cualquier caso me preocupaba poco que me adelantasen, me vendría hasta bien para obligarme a sufrir un poco más, ya que en solitario se hace duro.

Riccardo estaba en esos momentos en octava o novena posición, pero no lo vi mal y le animé al cruzarnos.

La cosa había cambiado mucho tras el giro, no sólo por llevar el aire ahora de cola en vez de frente, que también, sino porque antes avanzaba completamente solo y ahora el carril derecho era un río constante de corredores.

Iba buscando caras conocidas entre la multitud, muchos me animaban y la vuelta hasta el monumento romano se me pasó en un suspiro en relación a la ida.

Ahí debía tomar el gel, pero me notaba bien de piernas y aunque tenía el avituallamiento ahí mismo, me dolía muchísimo la garganta y aunque el gel es muy suave, sobre todo el normal, veía las estrellas al pensar en tomármelo.

Ya sabía lo que quedaba por delante y me iba mentalizando de que era un día más en el paseo, por ejemplo, como el viernes, que tuve un 4x3000 que completé entre 3:22 y 2:24.

Iba a 3:30, así que tenía que apretar un poco, además, cuanto más apretase, más rápido acabaría la carrera...

Avanzaba concentrado en esos pensamientos cuando me sorprendió José, que ya en la salida nos dijo que estaría dando vueltas con la bici y se puso a mi derecha.

Me preguntó si necesitaba algo, lo que negué con la cabeza y me dijo la distancia que me sacaban por delante (que sabía que no podría recortar) y a cuanto venían los perseguidores.

Su compañía y su conversación me ayudaron mucho en el tramo final, ya que me iba animando a apretar un poco más y me distraía del calvario que me estaba haciendo pasar la garganta, que por momentos, parecía que estuviese abriéndose por dentro.

Ascendimos a la plaza de toros y salvo el ascenso final al recinto, ya sabía que era todo cuesta abajo (aunque suavemente), así que alargué la zancada todo lo que pude y, abonado a, 3:30, completé los kilómetros que me separaban de la meta.

1:14:03, casi clavando el tiempo de la media de Marbella, con buenas sensaciones a nivel muscular pero horribles a nivel respiratorio por culpa del resfriado/faringitis.

En cualquier caso, estaba muy contento, ya que no las tenía todas conmigo pero aguanté la media a buen ritmo y en el trote para soltar piernas las sensaciones fueron mucho mejor que tras la media de Marbella.

Además, conseguía la cuarta posición absoluta y las primeras tanto local como en categoría senior en una prueba con bastante nivel al tener premios económicos para los tres primeros clasificados.

Penúltima parada en el tren con destino a Valencia completada, la última será el 13 de noviembre en la media de Málaga, espero que al 100% ;)

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