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XVII 12 Hores d'Ultrafons en pista de Barcelona

Dos años después, ya que el año pasado debido a la situación sanitaria se celebraron de forma virtual, volvía a la mítica competición de Can Dragó.

Esta sería mi primera vez en 12 horas en esta pista, donde buscaría mejorar la marca obtenida en marzo en Montjuic.

Tras un viaje en Cabify con un inicio accidentado (no encontrábamos la salida correcta) junto a  Miguel Ángel, alias Kico, con quien compartí habitación en el Meridiana, cogimos unas pizzas para cenar.

Íbamos a comer en la Pizzería Mil y Una, pero no me cargaba la aplicación del certificado Covid y la copia física la tenía en el hotel, así que nos las llevamos a la habitación y dejamos todo preparado.

El desayuno lo traía ya de casa, preparado para evitar cualquier eventualidad estomacal: arroz blanco con atún.

Tras pasar por el baño, pusimos rumbo a las pistas, donde controlaron de nuevo el certificado Covid en el acceso y recogimos los dorsales.

Ya habíamos varios corredores por la zona pese a que era temprano, como Cristian, compañero del Burjassot, y Eduardo, que justamente estaba metiendo el coche, así que le ayudamos a descargar.

Nos llevamos la carpa a la zona donde la organización nos indicó y tras coger mesas y algunas sillas dejé mis cosas preparadas y me fui al Mercadona a por unos botellines de agua y coca-cola para mi y una botella de isotónica para Eduardo.

En el supermercado coincidí con Kico y con Eduardo Cebrián y tras hacer las compras subí algunos botellines de agua y coca-cola a la habitación y tras pasar de nuevo por el baño me dirigí a las pistas, que ya eran un hervidero de gente.

Seguramente me deje a mucha gente por nombrar, pero entre otros estaban ya Manolo Rico, Fernando Soriano, Pedro Serna, Silvia Fernández, Mayte y Diego Rojo, Alberto Plazas...

Y por supuesto mis compañeros del Burjassot, Mayte, Isaac y Elena, Ismael y Sandra, Carol, Mayca, Julio, Luis...

La gran familia del ultrafondo se reunía de nuevo y esta vez llegaba con buenas sensaciones, nada que ver con las 12 horas de Santander.

Sabía que no llegaba con tanto fondo como a las 12 horas de la Ultra Running Barcelona, pero si que estaba más fuerte que nunca, ya que traía recientes mis mejores marcas de siempre en 5 y 10 kilómetros y media maratón.

Con la idea de superar al menos los 129 kilómetro que hice en marzo salía con dos ideas claras, la primera, rodar alrededor de 5 minutos el kilómetro el máximo tiempo posible y la segunda, intentar caminar cuanto menos mejor.

Salí con ganas, frenándome incluso ya que a poco que miraba el GPS bajaba de 4:40 el kilómetro, pero me obligaba a bajar el ritmo para estar más cerca de 5.

Ayudó a calmarle dos paradas para ir al baño en los primeros 20 minutos (y eso que había hecho el último pis a las 12 menos 10) y tras una hora a mi aire, decidí pegarme a Eduardo, que corría muy constante.

Estuve dos horas tras él, hasta después del cambio de sentido, tras el que lo dejé para ir de nuevo al baño.

Estaba bebiendo cada media hora aproximadamente, tomando un comprimido de sales cada 45 minutos y tomándome un gel cada hora, alternando los high energy y los isotónicos, de 226 ers.

El primero lo tomé hora y cuarto antes de la prueba, de los high y después fui alternando cada hora desde los 40 minutos.

En alguna vuelta cogí también algún gajo de mandarina o un buche de coca-cola, pero poca cosa, el estómago estaba yendo fenomenal y no quería problemas.

Tras descolgarme de Edu me enganché varias vueltas con Isaac y también con Ismael, tan solo me quedaba solo cuando tenía que coger algo del avituallamiento o hacer un pis.

Intentaba ir con corredores que fuesen a un ritmo constante y similar al mío para evitar mirar el reloj, en el que solo miraba las pulsaciones ya que el ritmo en pista no es fiable.

Ya hay GPS con track mode para correr en pista, pero no creo que eso llegue nunca a mi Fénix 3 y aun le queda mucho para jubilarse, así que yo iba a lo mío, centrado en dar vueltas, comiendo, bebiendo y disfrutando del evento.

Tras unas horas centrales con hasta calor, la temperatura fue descendiendo conforme la sombra empezaba a invadir silenciosamente la pista y cuando cayó el sol ya se notaba algo de fresco pero por el momento iba cómodo.

Llegando a las 6 horas empecé a notar un poco de molestia en el estómago, pero no de que algo me hubiese sentado mal, sino un aviso de que la actividad intestinal era intensa.

Aguanté más de la cuenta sin ir al baño, ya que pasadas las 6 horas pensaba que podían ser un poco de gases, pero tras percatarme de que había algo más, decidí pasar por el baño.

Tuve que esperar un poco, ya que había un niño dentro y tras limpiar la taza me senté y lo que pensaba que sería una expulsión rápida me tomó varios minutos.

Al sentarme parecía que todos los músculos del cuerpo se contraían a la vez, pero tras un rato de batalla logré el objetivo.

Me sentía aliviado pero a la vez algo preocupado, ya que me había enfriado bastante y me estaba costando trabajo recuperar el ritmo.

De hecho, tuve que parar para coger los manguitos y a las pocas vueltas incluso los guantes y ya poco a poco parecía que la musculatura iba entrando en calor.

Hasta la parada para ir al baño estaba muy motivado, ya que aunque el ritmo había ido bajando, era un descenso progresivo, pero tras la parada fue un descenso bastante brusco.

En comparación con las 12 horas de marzo no estaba tan mal, de hecho, llevaba más kilómetros (pasé las 6 horas con un kilómetro largo de ventaja), pero veía como las marcas de 100 kilómetro y 12 horas se empezaban a poner cuesta arriba.

Pasé de hacer kilómetros sobre 5:30 a costarme trabajo el bajar de 6:00 y conforme más tiempo pasaba, más frío tenía y más lento avanzaba.

Notaba molestias en los pies, así que decidí cambiarme las Vaporfly por las Adizero Adios 5 y aunque noté alivio, de nuevo estaba helado y me costó trabajo volver a arrancar.

Sobre la octava hora ya comencé a caminar varios tramos, me sentía vacío, agotado tanto física como mentalmente y desde las 8 horas y 15 creo que no llegué a completar ninguna vuelta entera corriendo.

El frío se apoderaba de mi cuerpo y tuve que parar de nuevo, para ponerme el cortavientos.

Era curioso, ya que trotando tenía calor pero en el momento en el que caminaba me entraba tiritera.

Iba pensando ya en retirarme, viendo que la recuperación era cada vez más improbable y tras el cambio de sentido de la novena hora lo vi claro.

Aunque apretase, me era complicado bajar de 6 minutos el kilómetro y estaba a unos 5 kilómetros de los 100...

No me salían las cuentas y precisamente esas fueron las horas donde más apreté en marzo.

Tras un par de vueltas caminando, intentando hacer acopio de fuerzas sin éxitos, ya tenía claro que no iba a poder cumplir el objetivo, por lo que me dirigí a la carpa del club, me puse una capa por encima y recogí mis cosas.

Me despedí de mis compañeros, crucé por el césped para no pasar sobre la alfombra del cronometraje y entregué el dorsal en la salida.

No estaría ni a 500 metros del hotel, pero ese tramo se me hizo eterno, iba hablando con Mayte y con mis padres y tenía que controlar los dientes para que no me catañeteasen.

Curiosamente de piernas no estaba tan mal, he acabado mucho peor en pruebas más largas, pero tenía el cuerpo cortado.

Me costaba mucho pensar, parecía que todo iba a cámara lenta, pero una vez dentro del hotel iba recuperando la sensibilidad en los dedos y en cuanto me metí en la ducha con el agua hirviendo fui encontrándome mucho mejor.

La tiritera post ducha fue horrible y esa noche apenas descansé entre el dolor muscular y los temblores, pero entre cabezada y cabezada fui descansando y cuando a las 7 de la mañana decidí bajar a desayunar me encontraba mucho mejor de lo esperado.

Me molestaban cuadriceps, isquios y glúteos levemente, pero podía caminar con soltura y subir y bajar escaleras sin problema, así que decidí coger el metro y el bus para volver al aeropuerto.

Una aventura más, esta vez con final agridulce por el resultado final, aunque contento por la experiencia y por mejorar, aunque haya sido por poco, la marca en 12 horas.

Como comenté por redes sociales, para este año 2022 me voy a centrar en pruebas más cortas, de hasta 50 kilómetros.

La idea es mejorar en la base para volver más adelante, con más ganas y fuerzas al ultrafondo de largo recorrido.

Como siempre muchas gracias a todos por los ánimos, el apoyo y el cariño.

Nos leemos pronto ;)

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