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XXX Media Maratón Ciudad de Málaga

Segunda media maratón del año, parece que por fin vamos retomando de nuevo las citas tradicionales y es una alegría ver cómo pese a las circunstancias, con las medidas oportunas podemos volver a recorrer las calles a la carrera.

El despertador sonó a las 6:55 de la mañana, rápidamente me dirigí a la cocina a por un cuenco de avena que había preparado la noche anterior (con avena, chía, media manzana cortada en daditos, leche sin lactosa y canela) y tras pasar por el baño bajé al garaje a por la furgo.

Llegué poco antes de las 8:00 al parking del Martín Carpena, con espacio por doquier, pero tras una semana muy larga quería llegar con tiempo, concentrado y sin contratiempos.

Media hora después de llegar tuve que ir al baño entre unas cañas y ya aproveché para tomarme el pre-entreno, vestirme de corto y dejar las cosas en la furgo.

La llave la llevaría envuelta en una bolsa de zip en un bolsillo lateral de la malla y en la otra llevaba un Powergel para tomar sobre el km 14; En el bolsillo central, unas toallitas húmedas en una bolsa de zip, por si fueran necesarias en una emergencia.

Me encontré con Cristóbal Rodríguez de camino a mi cajón de salida y me alegró mucho charlar con él, hacía tiempo que no nos veíamos.

Varios compañeros del club me recogieron y fuimos avanzando a nuestros respectivos cajones.

Tras dejar a José Luis en el penúltimo cajón entré al mío, donde me encontré con José Pascual, que hoy corría con el Alfarnate, a Emilio, del Álora, y en el carril exterior, a Ángel Carmona, que haría seguimiento con la bici.

Ya bajo el arco de meta coincidí también con Víctor Godoy, de Alfarnate y puse el GPS a buscar señal y me coloqué los auriculares, ya que quedaban escasos minutos para la salida.

Nada más darse el pistoletazo de salida me coloqué a un ritmo cercano a 3:26 el kilómetro sin pensarlo mucho, mientras me peleaba con los auriculares, que pese a estar cargados, no emitían música.

Me acordé de que hay una canción corrupta que tras reproducirse bloquea los cascos, así que tras pelearme con la mascarilla y los auriculares, me di por vencido y me los dejé puestos pero sin música.

Estaba a punto de llegar al primer kilómetro y me di cuenta de que el ritmo que pensaba llevar no era 3:26 el kilómetro, ese era mi ritmo de crucero de 10.000, sino 3:36, así que eché un poco el freno y lo completé en 3:28.

Al situarme me sorprendió verme tan cerca de Mario García, David Piédrola, a mi lado o Luis Enrique, liderando un grupo más adelante.

Comencé el segundo kilómetro a 3:35, pero vi que Mario y David apretaban un poco para colocarse tras uno de los grupos y decidí copiarles la idea, ya que soplaba un viento muy molesto.

Alcancé al grupo a 3:30 pelado, ritmo con el que, poco a poco, fuimos dejando ese grupo atrás, en persecución del grupo de Luis Enrique.

Me notaba cómodo, rondando 167-168 pulsaciones, así que decidí aguantar con ellos lo que pudiese.

Rodábamos unos 6-7 corredores juntos, alrededor de la primera corredora femenina, Lola Chiclana, pero tras el paso por el primer avituallamiento, el grupo comenzó a disgregarse.

Yo me tomé un buen buche de agua, me eché un poco por encima de la cabeza y la nuca, ya que pese al viento, el sol calentaba bastante y apreté en la subidita del Paseo de los Curas para situarme a la espalda de Luis Enrique.

Del grupo inicial solo quedábamos Mario, David, Luis Enrique y yo, que no me podía creer que siguiese yendo cómodo al lado de atletas de esa talla.

Aunque en ese momento las pulsaciones las llevaba en 172, el ritmo fue de 3:24 en el séptimo kilómetro.

Por el momento tenía la tentación de apretar un poco el paso, pero no se veía a nadie al alcance y el viento arreciaba por momentos, por lo que corría el riesgo de quedarme descolgado y luego desfondado.

No tardamos en cruzarnos con la cabeza de la carrera y me sorprendió contar apenas una veintena de corredores por delante; de 7.000 inscritos sería una pasada acabar en esa posición.

Por el momento no quería ni pensarlo, iba cómodo en mi grupo y solo estaba pendiente a las pulsaciones y al ritmo cuando miraba el GPS, el tiempo y la distancia no importaban.

Dimos la vuelta a la altura del Morlaco y me sorprendió notar aun más viento en ese sentido.

Aun así me encontraba algo más cómodo y tras hidratarme en el avituallamiento del kilómetro 10 me percaté de que rodábamos a 3:34 por primera vez desde el comienzo de la carrera.

Llevábamos un buen ritmo, pero me seguía encontrando fuerte una vez superado el ecuador de la prueba, así que si el ritmo seguía bajando no quedaría otra opción que avanzar en solitario.

En la bajada hacia el Paseo de Los Curas apretamos un poco el ritmo y pese al desnivel, en la subida hacia la Plaza de la Merced, en vista de que seguíamos rodando a cerca de 3:34 minutos el kilómetro, apreté un puntito el ritmo.

Hubo momentos un poco confusos y aun quedaba mucha carrera, por lo que no quería distanciarme demasiado tampoco; mención especial al giro por Calle Postigo de Arance desde Calle Carreterías, ya que llegábamos a la valla de las obras y no teníamos claro por donde avanzar.

Una línea pintada en el suelo o unos conos en las zonas más confusas nos hubiesen ayudado bastante.

Pasé de largo en el avituallamiento del kilómetro 13 y abrí mi gel, del que tomé tres buches a lo largo de dos kilómetros antes de exprimirlo y volver a guardarlo en el lateral de la malla.

Pasado el Puente de las Américas nos encontramos el km 16, siendo el paso previo a 3:39, el kilómetro más lento de toda la prueba, aunque también, uno de los de más desnivel.

Nos íbamos alternando para tirar, pero tras el avituallamiento del kilómetro 16, en cuanto llegamos a la bajada hacia el paseo por la Avenida Juan XXIII, David metió un buen cambio de ritmo, siendo el 18 mi kilómetro más rápido, en 3:16.

Mario y él se distanciaban por momentos y Luis Enrique se quedaba un poco atrás, pero sabía que quedaba poco para llegar a meta, así que en cuanto llegamos al paseo me puse a 3:28, siguiendo a Mario y David.

Los cogí al momento y me sorprendió el volverme a ver tirando del grupo.

Por fin tenía corredores al alcance de la vista y de seguir así, pronto estarían al alcance de las piernas, así que me concentré en la zancada y en la respiración para intentar alcanzarlos.

Desde el kilómetro 17 más o menos llevaba unos 300s metro de desfase con las bandeloras de la organización, por lo que no quería lanzarme más de la cuenta, pero el paso de los kilómetros 19 al 20 se me hizo realmente rápido y el desfase se quedaba en algo menos de 200.

Ya tenía el estadio a la vista, aunque no sabía por donde entraríamos, así que mantuve el ritmo hasta que vi la puerta lateral abierta y ahí apreté la zancada tras la estela de Christian Caputto, que entró apenas un segundo antes que yo.

Lo mejor de todo era la sensación de control del ritmo en todo momento, el acabar fuerte y la certeza de que podría haber mantenido el ritmo varios kilómetros más si hubiese sido necesario.

Había disfrutado como hacía tiempo que no lo hacía, dejando el crono en 1:14:40, bajando en tres minutos mi anterior mejor marca, 1:17:36, en la media maratón de Fuengirola del año 2017, que además, no estaba homologada.

No me quise entretener mucho en la pista para no formar tapón, pero felicité a mis compañeros por su carrera, así como a Antonio Jesús Aguilar, a quien sigo a diario en Strava y admiro mucho por su calidad atlética y humana.

Ya camino a la furgoneta coincidí también con Luis Carlos, del Estepona, que había hecho 1:12 (igual que Antonio) y charlamos brevemente camino al aparcamiento.

La verdad es que últimamente estoy disfrutando más en las pruebas cortas y el retorno de estas carreras me está dando unos resultados enormemente satisfactorios, así que para el año 2022 me estoy planteando quedarme en distancias de hasta maratón o 50 kilómetros y trabajar más la calidad y las distancias de base.

De momento este año llevo mejores marcas en 5 kilómetros, 10 kilómetros, media maratón, maratón (paso parcial), 50 kilómetros, 100 kilómetros y 12 horas, aunque desde los 50 para arriba con tiempos mucho más discretos.

Habrá que ver si esas dos últimas marcas pueden mejorarse en diciembre en las 12 horas de Can Dragó, no estoy haciendo tanto volumen como a principios de año pero me encuentro fuerte.

Ya os iré contando ;)

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