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IV Carrera Nocturna Villanueva del Trabuco


El viernes tenía una nueva cita con una carrera popular, en este caso, en la IV Carrera Nocturna de Villanueva del Trabuco, a la que acudí con mis padres, Olga y Silvia, compañeras del Club Atletismo Fuengirola.

Tras recoger los dorsales estuvimos charlando con varios atletas habituales en las citas de la provincia, como Pablo comino y su padre, que aparcaron el coche en la misma calle que nosotros.

Estuvimos calentando en la misma calle de la salida, aun con calor pero bastante menos que en citas previas, como en la Carrera Popular Miguel Ríos, de Casariche, que de momento se lleva de lejos la categoría de carrera más calurosa del verano en la que hemos corrido.

La representación de Club Atletismo Fuengirola.
Pude también charlar con corredores a quienes no veía desde el Reto 360º Solidarios que acometimos en 2015, en cuya cuarta etapa acabamos en Villanueva del Rosario; tuvimos un gran recibimiento y nos acompañaron en la jornada posterior.

Mientras se agotaban los minutos para la salida de nuestra prueba y los favoritos apuraban para terminar el calentamiento nos fuimos colocando en línea de salida.

Por mi parte me coloqué en la zona derecha, en primera línea; mi idea, ambiciosa, era pegarme a Pablo en la primera vuelta (había sido 3º senior el año anterior), reconocer el circuito, bajar un poco el ritmo en la segunda vuelta y en la tercera apretar y recuperar las posiciones que pudiese perder en la segunda.

Ya desde los primeros metros me di cuenta de que el planteamiento no era el correcto, así que al llegar al puente sobre el Guadalhorce decidí descolgarme y esperar a algún grupito al que pudiese tener como referencia.

Me pasaron varios corredores del Gedysa comarcal y un muchacho del Sobre 2 Ruedas, tras los que decidí colocarme en el giro hacia la Calle de la Huerta.

Eran giros cerrados, por lo que tenía que coger bien las curvas para no perder demasiado tiempo y tras otro giro, este a izquierda hacia la Calle del Agua, entramos en una zona de empedrado que dio paso nuevamente al asfalto.

Aquí decidí dejarme llevar por la corriente y apretar un poco, pero no era el único, ya que llegaban desde detrás varios corredores con fuerza, como Cristian Benítez, que me pegó un pasón justo antes del giro de la Avenida Málaga.

Tras un giro a derecha y otro a izquierda llegamos al Paseo de la Virgen.

La temperatura era más agradable pero aun así me quemaba el aire caliente en la garganta, que tenía totalmente seca.

Sentía que podía apretar un poco más, pero quedaban dos vueltas y el grupo que llevaba como referencia se estaba deshaciendo, tirando más los del Gedysa y quedándose un poco el muchacho del Sobre dos Ruedas, al que pasé justo en la línea de meta.

Me pegué tras el triángulo invertido luminoso de uno de los corredores del Gedysa, con quien me estuve adelantando y siendo adelantado durante prácticamente toda la vuelta, recuperando alguna posición.

En la zona de empedrado cogí un botellín de agua de una voluntaria y me refresqué la garganta, justo cuando Carlos, del Rosario Trabuco, nos adelantaba con fuerza al llegar a la carretera, del mismo modo que Cristian había hecho en la vuelta anterior.

Realicé la segunda vuelta varios segundos más lento que la primera pero tenía aun fuerzas, así que me empleé a fondo tras el penúltimo paso por meta, recuperando la posición al corredor del Gedysa antes de llegar al puente.

Comenzábamos a doblar corredores, animando a los que conocíamos.

Ya si notaba el esfuerzo, más en la respiración (iba ahogado) que en las piernas (que tampoco iban muy frescas ya); sufro más en carreras de 5-10 km que en tiradas de 50 kilómetros, por increíble que parezca.

Adelanté a una muchacha con carrito doble tras el giro en la Avenida Málaga y me preparé para el sprint, ya que escuchaba pasos muy de cerca.

Se iban acercando pero manteniendo la distancia, hasta que de repente, casi en línea de meta, vi una sombra a mi lado; ¡había perdido el sonido de sus pasos entre los de aquellos que pasaban ahora camino a la última vuelta!

Por suerte me quedaban fuerzas para mantener el envite y la posición.

Nos felicitamos en meta y comenzamos a otear la plaza buscando agua, hasta que nos indicaron que teníamos que ir a la zona de la barra, donde nos esperaba un Aquarius fresquito y un plátano.

Vi la entrada a meta de Teresa, del Playas de Málaga (antigua compañera del equipo de Cross de la UMA) y Sonsoles, primera y segunda clasificada respectivamente y al poco rato, la de Olga, que pensaba que habría sido 3ª pero finalmente acabó en 5ª posición (no estaría atento a las entradas en meta de María Deseada y Lucía Rama).

No tardaron en entrar Silvia y mis padres, que está teniendo una progresión muy buena pese a encontrarnos fuera de temporada.

¡Silvia fue 4ª en su categoría y mi madre 1ª!

Yendo al coche a cambiarnos vimos por fin la luna de sangre y pudimos disfrutar del eclipse; me hubiese gustado apreciarlo corriendo por el monte para que las luces no le restasen belleza, pero aun así fue un momento muy bonito.

Volvimos a la plaza a por una hamburguesa, agua y un solero de piña y estuvimos expectantes a la entrega de trofeos, que se desarrolló con bastante presteza.

¡Campeonas!
Ha sido una experiencia muy buena con un ambiente fenomenal, personalmente he sufrido más que en Casariche o Los Barrios, aunque el ritmo no se ha visto reflejado en ese sufrimiento, algo que achaco a una salida excesivamente rápida y al gran número de giros cerrados del circuito.

Aun así me voy muy contento y con ganas de más, ya no me quedan muchas populares cortas porque teniendo el Spartathlon en menos de 2 meses no me aportan demasiado, pero me gusta pegarme un calentón de vez en cuanto.

¡Nos vemos en la siguiente!

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