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XXXVII Minimaratón Peña el Bastón



7:30 am; despierto, 9 horas después de participar en la I MLK Trail y dispuesto a participar en otra carrera de 8 kilómetros, con desnivel duro al final, pero esperaba que no tanto como en la carrera de la noche anterior.

No había dormido mucho, pero lo suficiente para descansar; doy los primeros pasos por el piso, descalzo, y no noto agujetas a simple vista.


Me desperezo y comienzo a vestirme con la ropa de competición "B" que dejé preparada antes de acostarme, y compruebo que, en efecto, no tengo nada de agujetas, aunque si noto las piernas algo pesadas al levantar los cuádriceps.



Desayuné con Emma, un par de tostadas con aceite, un Colacao y una mandarina, mientras comenzábamos a intercambiar impresiones sobre la carrera que estaba por disputarse.


El día se presentaba radiante, 13º a las 8:00 de la mañana, cielo azul límpido, sin una nube, y nada de viento; íbamos a disfrutar de toda una fiesta del deporte en poco más de dos horas.


Como comenté por Tuiter... ¡Qué bonita es mi Málaga! el día era propio de inicios de Mayo más que de inicios de Marzo...


Preparamos las cosas y salimos a coger el autobús que nos llevaría prácticamente a la salida, a la que llegamos muy puntuales, con más de una hora de margen antes del inicio de la carrera.


Emma y yo esperamos sentados al sol a que llegaran Javi, Antonio (con mi dorsal, muchas gracias por inscribirme, te debo una inscripción todavía) y sus compañeros de entrenamiento del Cuevas de Nerja-UMA.

Mientras esperábamos me saludaron un par de corredores que me conocían por el blog, y otro par que me saludaron extrañados al verme calzar las Fivefingers y me preguntaron cómo "funcionaban", a los que saludé encantado y conté mi experiencia.

Sí, tras la Subida a Nagüeles repetiría en una carrera con minimalistas, para ver como iba la cosa.

No tardaron mucho en llegar, me los presentó y comencé a charlar con ellos, sobre todo con Antonio, con quien hablé sobre carreras pasadas, como la CxM Calamorro, sobre todo, una experiencia que difícilmente olvidaremos...

Mientras le echaba una foto de familia a los "Cochinos Runners" nos avisaron de que se pasaría el control de salida bajo un chiringuito que la organización tenía montado cerca del arco de meta, y allá que me fui a que me pusiesen una equis en el dorsal.

Por cierto, tenía el dorsal correlativo a una muchacha del grupo de amigos de Emma, ella tenía el 887 y yo el 888, casualidades del destino.

Nada más salir del chiringuito vi a Javi a lo lejos, y tras saludarlo le dije que pasase el control de salida antes de nada.


También me encontré con viejos conocidos como Paco y Chemari, Juan de Torremolinos, Bea...

Y si ayer en la MLK Trail "desvirtualicé" a Álvaro, hoy tocó conocer en persona a Desi, una muchacha encantadora también que me ha caído fenomenal.

Estuvimos charlando bajo el arco de meta sobre la carrera y el final que nos esperaría entre otras cosas y también le conté mi experiencia de anoche en la Alcazaba.


También me comentó que ella usaba Skechers, como las que recogí como premio gracias al trail de Sierra Blanca (con las que corrí en la media de Álora y anoche mismo) pero ella usaba el modelo de asfalto.

Me dijo que se siente genial con ellas, y que hasta está pensando en quitarle las plantillas de 4mm de drop, el minimalismo está en auge.



Nos fuimos agolpando alrededor de la salida, le desee suerte a Emma, Javi y Desi, y a Paco también, que estaba poco más adelante (a Chemari no llegaba) y me preparé para salir.


Mi plan inicial era tratar de pegarme a Emma, y si no podía con su ritmo, cosa que veía muy posible, pegarme a Antonio y Javi al menos.

10 y un par de minutos, ¡pistoletazo de salida! Al comenzar a correr noto extrañamente los glúteos, cuádriceps y gémelos muy tensos, pero es sólo una fracción de segundo y vuelvo a la normalidad.


Empiezo a correr detrás de Emma, Paco y Chemari me sacan ya un par de de metros de ventaja en los 100 primeros (no sé si están que se salen o soy yo el que estaba hoy más flojo, pero cada vez los pierdo de vista antes...) así que ni me planteo seguirlos.


Voy tras Emma hasta el final del Carril de la Chupa, pero en el giro a la Autovía de Acceso al Puerto de Málaga comienza a sacarme metros y acaba alejándose poco a poco.


Paso el primer kilómetro rondando 4 minutos, y decido estabilizar el ritmo en un ritmo algunos segundos más lento, para poder llegar con fuerzas a los últimos kilómetros.


Empiezo a acordarme de la Transplant Run y un torpedo verde (Antonio con su camiseta de Calamorro) me rebasa por la derecha.


¡Que comienzo! quitando a Javi y a Desi que comenzaron a un ritmo más conservador creo que todos mis conocidos me habían dejado atrás.


Poco después me pasa también Javi (el amigo de Emma) con su gorra roja, pero yo mantengo firme mi propósito de mantener un ritmo fijo.


Y algo más adelante me pasa un corredor al que hacía mucho tiempo que no veía, José María, hoy con la equipación del Triatlón Fuengirola


Del primer al tercer kilómetro (en el Puente del Carmen) no hay mucho que contar, clavo marcialmente 4:05 minutos en todo el recorrido, como un reloj, me pasan más corredores a los que paso pero comienzo a pasar a alguno yo también, la carrera se está estabilizando.


Recupero la posición con Javi, y mantengo el punto de mira en Antonio, pero parece que avanzamos al mismo paso, ni le recorto distancia ni él la aumenta.


Aunque no note dolor me noto mermado en cuanto a rendimiento, y vienen a mi memoria fugaces momentos de los últimos y agónicos kilómetros de la maratón de Málaga, en los que, con la ayuda de José Antonio, trataba de arrastrar mi maltrecho cuerpo hacia la meta.


Sólo recordar eso hacía que me sintiese mucho más liviano, pero no quería precipitarme, llevaba desde el viernes por la tarde corriendo cada día sin descanso y una competición hacía algo más de 10 horas, no me fiaba de que me pudiese pasar factura en la subida a Gibralfaro.


Justo al cruzar el puente me pasó un muchacho jovencísimo, creo que del Cártama, que de cadete no creo que pasase, avanzando a muy buen ritmo y sin esfuerzo aparente, con una técnica impecable.



Creo que dentro de poco tiempo, si no lo es ya, será todo un campeón.

Entramos en la Avenida Manuel Agustín Heredia y cruzamos al Paseo del Parque (kilómetro 4) dejando atrás la Plaza de la Marina, mientras un corredor animaba a otro y le comentaba que si quería un dorsal para la media de Málaga, él le podía ceder el suyo.

Le dije, bromeando, "dile que si te pilla se lo das, verás como acelera", y el corredor me dijo "hombre, enhorabuena por tu blog, unas crónicas preciosas, lo reviso a menudo"; Me dejó sin habla, así que le di las gracias mientras seguía avanzando.

Se me hacía raro haber pasado por ahí en bus hacía poco más de una hora, y seguí recordando la maratón de Málaga, cuyo kilómetro número 3 "Estas donde quieres estar" volvió a mi mente.

Bordeamos la rotonda de la fuente y entramos en el Paseo de Reding; Vi en un termómetro digital "18º", lo que confirmó mis sensaciones térmicas y confirmaba el vaticinio de temperaturas elevadas que habíamos comentado Antonio y yo antes de comenzar la carrera.

Pasamos por la puerta del piso de Emma, sensación extraña de nuevo, y seguí avanzando, mientras pasábamos por un segundo avituallamiento.

No tenía nada de sed, y anoche de hecho fue la primera vez que corrí una carrera sin hacer uso alguno de los avituallamientos, pero no me apetecía beber, la sensación era rara.

Un muchacho jovencito extranjero si que agradeció la botella que le tendieron los voluntarios, y con un profundo "Grrrrasias" se bebió media botella y se echó otra media por encima.

Me iba acercando a Antonio, pero seguía sin querer apretar el paso; de hecho, sin cambiar el ritmo me estaba acercando poco a poco, posiblemente en la subida lo alcanzase.

Pasamos el kilómetro 5, entramos en el Paseo de Sancha y a media calle, giro a la izquierda; comienza la subida.

Entro moderando el ritmo y pierdo metros con respecto a Antonio (de hecho, me adelantan algunos corredores), pero lo estabilizo rápido y, pasando el kilómetro 6, comienzo a recortarle más distancia.

En el giro del Paseo Salvador Rueda al Paseo Calvo Sotelo estoy en su espalda, casi lo puedo tocar si estiro la mano, aunque voy bastante forzado ya, la cuesta se esta haciendo larga, y el sol cae a plomo sobre nosotros.

Creo que por el movimiento de cabeza, Antonio mira de reojo, pero me viese o no, la cuestión es que hace un cambio de ritmo y comienza a alejarse, sin poder hacer nada para pegarme a él.

No he tenido problema alguno con las Fivefingers, pero si hay algo que noto mucho, es que cuando quiero hacer un cambio de ritmo en desnivel me cuesta hacerlo de forma explosiva, ya me pasó entrenando en la tirada larga con los compañeros del Club Atletismo Fuengirola por primera vez.

Kilómetro 7, ritmo a 5:45 y cayendo, me adelanta un muchacho joven (posiblemente junior o incluso juvenil), braceando de forma un poco destartalada y con la cara desencajada, lo animo a seguir, pero tras mantenerse por delante de mi una decena de metros acaba descolgándose, como yo me descolgué de Antonio hace pocos metros (lo veo alejarse a lo lejos y empezar a tomar una curva).

Veo un cartel de la organización, 800 metros y meta; "esto se va a hacer largo", pienso, y mientras me resigno con adelantar a nadie en esos últimos metros y me centro en mantener mi ritmo (ya de 6:45 el kilómetro).

Conforme voy ascendiendo comienza a inundarme un olor que me resulta familiar y desconocido a la vez, y que había experimentado hacía muy muy poco...

Es el mismo olor de la noche anterior, a campo, a camino de tierra, aguja de pino, a construcción antigua... No veía aun el Gibralfaro, pero ya sentía su presencia.

Comienzo a adelantar a corredores que ascienden trotando, alguno incluso andando a duras penas, y comienzo a escuchar a la multitud más arriba.

El ascenso va llegando a su final, y tras una curva, ahí está, ¡la meta!



Aprieto el ritmo y adelanto a un par de corredores bajo meta, toman nota de mi dorsal y me dan una bolsa de plástico con algo dentro (intuyo que una camiseta) y una botella de bebida isotónica.

Por 5 euros (que aun le debo a Antonio) 3 avituallamientos más el de meta y camiseta conmemorativa, pese a la crisis y a la falta de patrocinadores la carrera mima con celo al corredor, ha sido mi primera edición en la que es la carrera más antigua de Málaga, pero espero repetir el año que viene.

La experiencia de doblar competición en un espacio de alrededor de 10 horas no ha sido negativa, como ya esperaba no podía estar a tope en ambas, pero no he sufrido demasiado, tan solo un poco en la subida (para qué engañarnos) pero menos de lo que me esperaba.

Inexcusablemente he estado más lento, eso sin duda, como me recordaron al llegar a meta, entre bromas, Paco y Chemari, que me dijeron que "si sigo así, no me van a esperar más"

Que pedazo de corredores, yo marqué 33:00 con mi crono (hice 32:55 oficialmente) y ellos 31:00 y 30:08 respectivamente, dos minutos en una carrera de 8 kilómetros.



Me encontré con Emma también, que me dijo muy contenta que había adelantado a una corredora en los últimos metros, y que había conseguido podio (casi 4 minutos de ventaja le sacó a la segunda clasificada sénior, y por un segundo no fue segunda absoluta, ¡enhorabuena!

A quien no vi pero ahora en la clasificación sí (y me extrañó) fue a Rafa Merino, que una vez más me volvió a ganar (creo que el balance es de 3 a 1 a su favor en lo que va de año), eso es un profesor de educación física, manteniendo el tipo con veteranía carrera tras carreras, parece que los años no pesan para él.

en 40:00 entró Javi, cuando ya me había cambiado la camiseta, bajando en casi 4 minutos su marca del año anterior (y eso que había competido la noche anterior en la MLK Trail, como yo) y segundos después, Desi (que no sale en la clasificación temporal, hemos avisado por tuiter a la organización de la incidencia).

"Desvirtualicé" a otro corredor más, Miguel, de Fuengirola, que me sigue habitualmente en el blog y con el que pude charlar un ratito tras la carrera, intercambiando impresiones, así como con otros corredores que conocía de vista pero con los que nunca había hablado.

Vi también a mi viejo amigo Rubén Espejo, al que no veía desde el kilómetro 2 de la maratón de Málaga (aproximadamente) donde estuvo ayudando como voluntario.

Javi tenía que irse, ya que tenía barbacoa con el club, pero no le importó esperarse a la entrega de premios, que tardó 5-6 minutos en celebrarse, para esperar a Emma, que, desde luego, se lo había ganado.

La entrega real tendrá lugar el viernes que viene, pero el acto se celebró en ese momento.






Tras despedirnos de todos, y colarnos Javi y yo en una foto del "Cochinos Runners" como quien no quiere la cosa...


Comenzamos a bajar, por el mismo camino por el que habíamos descendido dos veces la noche anterior.

Es increíble lo que cambia el paisaje, y Málaga en general, de día y de noche, pero no sabría decir que imagen me gusta más, si la de la alcazaba, el puerto y la ciudad iluminadas o la de la soleada estampa que teníamos hoy de toda la ciudad y el brillante mar al fondo.

Las vistas eran preciosas y paramos un par de veces para echarnos fotos.






La carrera había terminado, pero no nuestra aventura, tocaba cruzar 6 kilómetros del centro de Málaga a pie para llegar hasta el coche, pero tras haber competido 2 veces y haber subido 3 (en mi caso 4) veces al Gibralfaro en las últimas horas, ese paseo en llano, aunque se hizo largo, fue un placer.


No es por presumir de tierra (que también), pero somos unos privilegiados por poder disfrutar de un clima así en estas fechas, hacer deporte en estas circunstancias es una delicia.

Me despido por ahora, tras esta maratón redactando crónicas y con la hora que es, necesito un descanso.


¡Nos leemos pronto!


Comentarios

  1. ¡Muchas gracias Miguel!
    Fue una grata alegría coincidir en la meta, espero que se repita pronto.
    Por cierto, en mayo habrá una carrera popular solidaria en Fuengirola (ya le haré publicidad cuando se concreten más detalles), ¿estarás por aquí?
    Un saludo.

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